Jean Desailly, actor francés
Era la encarnación del 'discreto encanto de la burguesía'
Había nacido en la misma ciudad en la que ha fallecido, en París, en 1920. Su padre era el secretario particular de Reynaldo Hahn, compositor e intérprete admirado por Proust. Jean Desailly estudió bellas artes y trabajó como dibujante publicitario antes de salir con el número 1 de la promoción del conservatorio. El teatro le abría sus puertas, pero él prefirió comenzar por una gira con un grupo de titiriteros.
Los años cuarenta, con la desaparición forzada -la guerra envió al frente los galanes, el ser judío podía enviarte al campo de concentración- de parte del elenco interpretativo del cine y el teatro francés le permitió llevar una doble carrera, la del escenario y delante de las cámaras. En la Comédie Française le adoptaron enseguida pero, en 1946, le expulsaron de la institución precisamente por no haber renunciado a rodar La symphonie pastorale (1946), de Jean Delannoy, con Michèle Morgan.
Ese hecho fue determinante pues le llevó a unirse a la aventura teatral que había iniciado una pareja mítica, la Barrault-Renaud, y a encontrarse allí con Simone Valère, la que será su compañera sentimental durante más de 60 años y esposa desde 1998.
Para el público español Desailly es un nombre que difícilmente identifica con un rostro. Los más cinéfilos le recordaran como el esposo atormentado de La peau douce (1964), un profesor que tenía todas las virtudes entonces consideradas típicas de la burguesía -la discreción, la cultura, la hipocresía- y que enloquecía al enamorarse de una azafata -Françoise Dorléac, sublime- que no tenía la menor intención de serle fiel. François Truffaut, el director del filme, no guardaba un buen recuerdo de su relación con Desailly, pero su presencia da una gran credibilidad a la historia.
Hombre conservador, Desailly se enfrentará a su amigo Barrault a raíz de Mayo del 68. Para él los estudiantes, los jóvenes, eran unos botarates que sólo el tiempo podía educar. A partir de ese momento la pareja Desailly-Valère funcionó sola, regentando sucesivos teatros, manteniendo una tradición de "teatro de calidad" que envejecía con ellos. Su local servía, regularmente, de lugar de reunión y de mitin de los partidos de la derecha. Jacques Chirac, desde el Ayuntamiento de París, había organizado el intercambio de favores.
Profesional competente y concienzudo, supo ser un extraordinario obseso sexual en Maigret tend un piège, de Delannoy, o pasear su silueta silenciosa de comisario eficaz en Le doulos (1962), de Jean-Pierre Melville. Pero su gran fuerza era compaginar un físico y una voz de persona civilizada con una capacidad extraordinaria para hacer el mal: en las piezas de Shakespeare explotaba a fondo esa contradicción, como se servía de su apariencia meliflua para dotar a los personajes de Chéjov o de Claudel de un deje inquietante, secreto. La muerte le visitó el pasado martes. Tenía 87 años.
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