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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Bob Anderson, el niño de la película '¡Qué bello es vivir!'

Fue actor infantil y después director de producción en Hollywood

El actor infantil Bob Anderson murió el 6 de junio en Palm Springs (California), a los 75 años, a causa de un cáncer. Todos los aficionados al cine recordarán la imprescindible ¡Qué bello es vivir! (1946), de Frank Capra. También al gran James Stewart en el personaje de George Bailey, a quien un ángel muestra el bien que ha hecho entre quienes le rodean, del que no era consciente.

Bob Anderson tenía 12 años cuando interpretó a Bailey de niño, en el flash-back que muestra su infancia en un par de secuencias: Bailey trabaja para un farmacéutico que combina mal unas medicinas al estar borracho; el niño le advierte de su error y evita una desgracia. Más tarde, en uno de los momentos más emotivos del filme, la niña que con los años se convertirá en su mujer, le susurra, en el oído por el que Bailey no oye, que le amará para siempre. En 1996, en el 50º aniversario de la película, Anderson recordaría estas imágenes en diversos actos junto H. B. Warner, que encarnaba al farmacéutico Mr. Gower.

Bob Anderson, que trabajaría algunos años como actor infantil para integrarse después en la industria de Hollywood como director de producción, nació el 6 de marzo de 1933 en una familia bien relacionada con el mundo del cine. Su padre, Gene Anderson, fue ayudante de dirección y director de la segunda unidad en varios filmes. También era sobrino de los directores William Beaudine y James Flood. A los siete años ya interpretó un pequeño papel en Young people (1940), una película de Shirley Temple, y continuó trabajando ocasionalmente como actor infantil en filmes como Lazos humanos (1945), de Elia Kazan. El éxito de ¡Qué bello es vivir! no supuso un despegue en su carrera. Disfrutó de breves apariciones en obras como La mujer del obispo (1947), de Henry Koster; Sanson y Dalila (1949), de Cecil B. de Mille, y la célebre Un lugar en el sol (1951), de George Stevens. Tras intervenir en la producción de Disney para la televisión The further adventures of Spin and Marty, sirvió en el Ejército en la guerra de Corea.

A su regreso ya no era actor y se integró en la industria, tras las cámaras, como director de producción para varios estudios, principalmente para la Columbia. Series televisivas como El túnel del tiempo, entre 1966 y 1967, y producciones de los años ochenta como The Hollywood knights (1980) y Goliat está esperando (1981) contaron con su trabajo.

Bob Anderson, en <i>¡Qué bello es vivir!</i> A la derecha, en 1995.
Bob Anderson, en ¡Qué bello es vivir! A la derecha, en 1995.

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