Pogrebnyak arroja la toalla

La aldea de Leogang vive días extrañamente agitados. Los vecinos se asoman por entre los establos y ven pasar rusos. Unos se van, otros llegan. El que todos esperan para hoy es Roman Abramóvich, el petrolero que compró y endeudó al Chelsea y que ahora subvenciona a la Unión Rusa de Fútbol mediante una fundación que aporta unos 20 millones de euros anuales. Los granjeros del pueblo señalan el caserío más monumental del valle, medio escondido entre los abetos, contra los cerros, y dicen: "Alquiló esa casa en enero y pidió un prado para que aterrice su helicóptero".

La figura del magnate ruso, un desconocido en Leogang hasta hace unas semanas, va tomando forma, pero sigue sin hacerse presente. Cuanto más retrasa su aparición, más hablan de él en el villorrio. Lo mismo pasa con Pavel Pogrebnyak, pero al revés. El delantero del Zenit, de 24 años, se autodescartó ayer para jugar la Eurocopa. Mañana será operado en Múnich de un desgarro en el menisco de la rodilla izquierda. Su baja deja a Rusia sin uno de sus dos delanteros de jerarquía internacional. No tiene muchos. Sólo dos. El otro es el media punta Andrei Arshavin, que debe cumplir dos jornadas de sanción. Ambos juegan en el Zenit de San Petersburgo y se ganaron los galones durante la última Copa de la UEFA: marcaron 22 goles entre ambos y levantaron el trofeo. Pero ninguno podrá jugar el martes contra España en Innsbruck (Austria).

Hiddink: "Es un golpe duro. Arshavin y él son los únicos que pueden decidir un partido"

Guus Hiddink, el seleccionador de Rusia, lo anunció con solemnidad después del entrenamiento de su equipo. Salió del vestuario en compañía del jugador y dijo: "Hemos hecho una prueba sobre el campo y Pavel no se ha encontrado bien. Hoy dejará la selección y le sustituirá Ivanov. Es su decisión. Para nosotros resulta un golpe muy duro. Arshavin y él son los únicos jugadores de mi equipo con capacidad para decidir un partido en una acción individual".

"Debe de ser muy difícil para Pavel", declaró el técnico, que ha llamado en su lugar al medio Ivanov, del Samara. "Venir a una Eurocopa es un sueño y, si metió 11 goles en la Copa de la UEFA, aquí nos podría haber ayudado con uno, con dos, con tres o con diez". Mientras Hiddink hablaba, Pogrebnyak, un tipo de porte atlético, longuilíneo y ancho de hombros, ponía cara de circunstancias. "Era lo mejor", dijo luego; "no he dejado de sentir un gran dolor cada vez que saltaba al campo". A partir de ahora, Luis Aragonés no tendrá que preocuparse de sus remates sorpresivos. Esos golpes de zurda, o de derecha, siempre angulados, no formarán parte de la próxima charla táctica del seleccionador español.

El hombre al que deberá estudiar ahora Luis Aragonés es Roman Pavlyuchenko, el ariete del Lokomotiv. Se trata de la opción más clara para Hiddink, en vista de los accidentes sufridos. Al contrario que el seleccionador español, que administra abundancia, su homólogo holandés debe gestionar carencias deportivas y alteraciones políticas. La visita que prevé para hoy a Leogang el ministro de deportes y presidente de la Unión Rusa de Fútbol, Vitali Mutko, le tiene alterado. Mutko es uno de sus enemigos dentro de la federación. Y, como dice el delegado ruso de la UEFA, Sergei Borisov: "A Hiddink no le gustan los vips en la concentración. La llegada de Mutko y Abramóvich no le debe de hacer ninguna gracia".