Radicales antifascistas causan disturbios en el centro de la capital
Los violentos querían reventar una manifestación de extrema derecha
Dos centenares de jóvenes antifascistas tumbaron ayer contenedores, zarandearon coches y lanzaron botellas contra la policía en el centro de Madrid. También golpearon a un cámara de televisión de Cuatro con el que se toparon en Gran Vía, cuando emprendían la huida. Los hechos ocurrieron cuando un grupo de extrema izquierda, denominado Coordinadora Antifascista, se citó en la Puerta de Sol para boicotear una manifestación autorizada del partido ultraderechista Democracia Nacional, que discurría a las doce del mediodía desde la plaza de Cibeles hasta Sol.
Los antifascistas, que carecían de permiso de la Delegación del Gobierno para manifestarse, empezaron a reunirse a las doce en la Puerta de Sol. Al primer amago de concentración, miembros del Cuerpo Nacional de Policía les obligaron a retirar las pancartas y a disolverse. En un determinado momento, unos 200 jóvenes, que iban de Gran Vía a Sol para manifestarse sin permiso, la emprendieron a botellazos contra la policía, que les había mandado de vuelta hacia Callao. Los antidisturbios respondieron al ataque disparando bolas de goma a los jóvenes, mientras turistas y paseantes asistían anonadados a la refriega.
En la contienda, un cámara de Cuatro fue agredido por los jóvenes violentos mientras grababa para un reportaje que nada tenía que ver con las manifestaciones. "Estábamos aquí para otra historia y han venido y le han pegado tres puñetazos y le han partido una barra de madera en la cabeza", explicó la joven que le acompañaba. El cámara resultó ileso y dijo que no iba a denunciar lo ocurrido.
"Ha sido todo muy rápido, en apenas 10 segundos unos 200 chavales han volcado el contenedor, pero no les ha dado tiempo a coger las botellas porque la policía iba detrás, tirando pelotas", explicó el guarda de seguridad de un bar en la calle de Abada, por donde huyeron.
Los antifascistas intentaron cruzar en la vía cualquier cosa que obstaculizara el paso a los furgones policiales. Como el coche de un hombre, dueño de uno de los restaurantes de la plaza de Vázquez de Mella, por donde prosiguieron la huida. "De repente, un montón de niñatos rapados han intentado entrar en el bar y llevarse botellas y moverme el coche", explicó el propietario del local. Pero no lo lograron.
La Gran Vía quedó como un campo de batalla, con cristales por el suelo, botellas rotas, contenedores tumbados y cabinas telefónicas destrozadas. Los furgones policiales, al menos 10, junto a un helicóptero, siguieron a los jóvenes hasta la calle de Hortaleza y los alrededores. Pero los antifascistas, que incluso cruzaron sacos de mortero en la vía, se metieron en el metro. A la una y media, los disturbios ya habían acabado, con un saldo de cinco detenidos, 11 policías heridos leves y gran cantidad de destrozos, según un portavoz de la Jefatura Superior de Policía.
Los 60 manifestantes de Democracia Nacional pudieron llevar a cabo su manifestación por una vivienda digna "para los españoles" sin problemas. A la una y media acabaron en Sol gritando "¡Viva España!".
La semana pasada, la Delegación del Gobierno intentó modificar el recorrido, de forma que fuera desde Gregorio Marañón hasta la sede del Ministerio de Vivienda, en Alcalá, para evitar disturbios como el de ayer. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid desautorizó el viernes el cambio en el itinerario.
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