Hernández Martí reúne sus relatos en 'Vida Tinta'

Las relaciones de pareja, siempre complicadas e imprescindibles; la imposibilidad de que otro entienda lo que uno lleva dentro; la soledad que se pega a la espalda como una maldición que no puede ser exorcizada; el gozo de los mundos privados y la necesidad de preservarlos con la fiereza de un animal que marca su territorio... Los relatos de María Hernández Martí se adentran por todos esos pliegues del alma con la precisión de una hoja de papel que se aventura por la carne más palpitante. Hernández Martí ha publicado recientemente Vida Tinta en Almuzara.

El título del libro está lleno de resonancias. "Hay un escritor siciliano, Andrea Camilleri, que me gusta mucho. Un personaje de una de sus obras es un cura que llevaba una 'vida tinta' en el sentido de una vida de perdición. Era un cura que andaba de copas y con mujeres. El título me hace también reflexionar sobre la frontera tan fina de la realidad y la ficción por el cruce entre la vida y la tinta. Hay esa sensación de no saber dónde empieza una y otra. Y, además, el título me sonaba también a vino tinto, a una cosa sensual y divertida", comenta Hernández Martí, que trabajó como periodista en EL PAÍS entre 1999 y 2004 en Málaga y Córdoba.

La incomunicación es un soplo maligno que llena de pústulas a algunos personajes. "Cada vez tenemos más medios técnicos para comunicarnos. A mi alrededor cada vez hay más conversaciones telemáticas y menos de cuerpo a cuerpo. Me parece que estamos solos para las cosas importantes", afirma Hernández Martí.