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Reportaje:

Del diluvio africano...

El teatro Valle-Inclán pone en escena una obra de la catalana Lluïsa Cunillé

Si alguien quiere enterarse de por dónde van las nuevas voces del teatro español contemporáneo y de paso ver un duelo escénico entre dos grandes actores, que se acerque estos días al teatro Valle-Inclán (desde hoy al 6 de julio) a ver Aprés moi le dèluge. Sí, así, en francés. Son cosas de la autora, Lluïsa Cunillé, que ha utilizado para titular su obra Después de mí, el diluvio, una frase tristemente famosa empleada por el dictador de la República Democrática del Congo Mobutu Sese Seko, quien a su vez la tomó prestada del monarca absolutista Luis XV.

Cunillé (Badalona, 1961), que tiene por costumbre no hablar con la prensa porque sostiene que sus obras hablan por sí solas, se fogueó en los talleres de dramaturgia de la barcelonesa sala Beckett, donde fue discípula de Sanchis Sinisterra. Hoy es sobradamente conocida en Cataluña, donde se ha convertido en una de las más interesantes representantes de la dramaturgia contemporánea.

El montaje que sobre su texto ha puesto en pie Carlota Subirós se estrenó a principios de año en el Teatre Lliure de Barcelona -es una coproducción de este organismo con el Centro Dramático Nacional- y la crítica fue unánime a la hora de reconocer y alabar el trabajo de ellas dos y, cómo no, de la enorme actriz Vicky Peña, que para el debú madrileño y en castellano tiene como compañero de reparto al también conocido actor Jordi Dauder.

"Interpretación cuidada hasta el último detalle", "una auténtica delicia. No se priven de ella", "un texto inteligente, que avanza sinuoso hacia las profundidades del infierno", "Vicky Peña, impresionante", "un brillante juego de dos para un texto complejo y de gran virtuosismo". Son sólo algunos de los elogios que dedicó la crítica especializada a este trabajo que nació a raíz de un encargo del Teatre Lliure, dentro del Proyecto de Autoría Textual, por el cual se encarga a autores catalanes escribir nuevas obras a partir de temáticas de actualidad y gracias al cual están surgiendo escritores de teatro de primerísimo nivel.

Cunillé, que es dramaturga residente del Teatre Lliure, recibió en 2004 el encargo de desarrollar una pieza basada en el entonces reciente informe de la FAO (Organización de la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas) sobre los índices de mortalidad infantil en el mundo en relación con la malnutrición y el hambre.

Y lo ha hecho. Curiosamente, encerrando en un hotel del África central a una pareja de occidentales. Él es un hombre de negocios. Ella, una traductora que no recuerda cuándo fue la última vez que salió de ese hotel. Es una visión personal en la que "se tocan temas nucleares sin meterse en el núcleo, ya que se afronta la problemática sin nombrarla", señala Peña, que confesó ayer que nunca se había visto tan expuesta ante un personaje. Su compañero de reparto añade: "Somos dos seres desvalidos al borde del abismo".

Peña, una de las actrices más curtidas del teatro español, quien insiste en que en esta ocasión aborda un personaje metido en "una situación muy especial". La actriz destaca de la propuesta de Cunillé que la autora consigue definir algo sin nombrarlo: "Lo hace moviéndose por los contornos, por omisión conjura y convoca todo un mundo y todo un conflicto del continente africano, de la devastación que el hombre occidental sigue provocando. Nos habla de nuestro mundo obsceno y lo hace desde una habitación en la que no hay elementos africanistas, tan sólo acudiendo al imaginario que todos tenemos sobre ese continente devastado", señala Peña, quien se muestra especialmente contenta con su nuevo compañero de reparto, Jordi Dauder: "La obra tiene una textura fantástica, y mi compañero no deja de sorprenderme a diario porque con su aportación y su visión ha enriquecido mucho el trabajo".

Por su parte, la directora, Carlota Subirós, incide en que se habla de temas polémicos, como las formas de solidaridad, de diálogo, de explotación o de caridad: "Aparecen silenciosamente en el texto, sin caer en ideas preconcebidas o simplificadoras".

Y añade: "Cunillé hace que una novela resuene silenciosamente por detrás de la pieza. El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, una de las más profundas indagaciones literarias de la barbarie y de los límites morales. Una sentencia de uno de sus personajes abre la pieza: 'Los hombres que vienen aquí no deberían tener entrañas...".

Subirós ha contado con la escenografía de Max Glaenzel y Estel Cristià, cuyos trabajos se han visto mucho últimamente por Madrid.

Los actores Jordi Dauder y Vicky Peña, en una representación de  <i>Aprés moi le dèluge. </i>
Los actores Jordi Dauder y Vicky Peña, en una representación de Aprés moi le dèluge.

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