Alonso vuelve a la tierra

De alguna forma, Renault ha regresado a la tierra. No es que su situación haya empeorado en relación a la mejora que demostró en Barcelona. Pero ayer, en Estambul, volvió a hacerse patente que el segundo puesto en la parrilla que Fernando Alonso se adjudicó en Montmeló es, hoy por hoy, una quimera. Todo fue producto de una estrategia que le habría permitido concluir sexto o séptimo de no ser por el accidente de Heikki Kovalainen y los errores de Nick Heidfeld. Allí salió con el depósito casi vacío y a la espera de coger una buena posición que le supusiera arañar algunos segundos. Ayer, el planteamiento se ajustó mucho más al de los demás equipos. Y, en igualdad de condiciones, el R28 no le dio a Alonso más que para ocupar la séptima plaza, a ocho décimas de segundo de la pole position, que logró Felipe Massa.

Las cosas volvieron al redil. La batalla por la victoria vuelve a focalizarse en el duelo entre los Ferrari y los McLaren Mercedes de Kovalainen y Lewis Hamilton, que se interpusieron entre los coches de Massa y Kimi Raikkonen en las dos primeras líneas. En la tercera se colocaron Robert Kubica (BMW) y Mark Webber (Red Bull). Y ahí se produjo la única sorpresa de la cronometrada, ya que pocos esperaban que Red Bull hubiera dado un paso adelante suficiente para recuperar el terreno perdido con Renault. Y, en cambio, nadie habría cuestionado que la sexta posición la hubiera ocupado Heidfeld, que cometió un fallo en el último sector y quedó relegado al noveno puesto.

"Ésta va a ser mi batalla", anunció Alonso; "intentar arañar la plaza de Webber y aprovechar la ventaja de que Heidfeld salga noveno". Es decir, el objetivo que se marca el español no es otro que concluir sexto. "Para nosotros, eso sería un éxito", afirma; "nos ha sorprendido un poco comprobar que las mejoras aerodinámicas incorporadas por Red Bull en esta carrera les han situado en la posición que tuvimos nosotros en Barcelona. Lo demás ha cambiado poco. Ferrari sigue delante, pero quizás la distancia con McLaren no es ya tanta como en otras citas. Parece que están más cerca".

En Renault, nada nuevo. El equipo sigue trabajando para mantenerse como la cuarta escudería en liza, pero las mejoras en la suspensión y la aerodinámica incorporadas en Barcelona se notarán más en unos circuitos que en otros. Y en Turquía sufrirán. "El coche no funcionaba lo bien que esperábamos. Perdíamos demasiado tiempo en el segundo y el tercer sector y no logramos encontrar la solución. El coche se va de atrás en las curvas. Tiene sobreviraje y, aunque los demás también lo sufren, eso nos perjudica", reconoce Alonso; "creo que las mejoras de Barcelona nos conceden mejor rendimiento en circuitos bacheados. Aquí el piso es muy plano y eso favorece a otros equipos".

A la espera de nuevas evoluciones, que no se producirán hasta dentro de cinco o seis carreras, Alonso deberá seguir luchando por la séptima posición. Y ni eso va a resultarle fácil porque sus grandes rivales -Red Bull, Williams y Toyota- van recuperando las décimas de segundo que perdieron en Barcelona.

"¿El podio?", se preguntó Alonso. "Aún queda muy lejos. Para mejorar los resultados deben darse circunstancias que todavía no se han producido: que haya incidencias entre los primeros, que se toquen algunos coches por delante o que tengan averías. Por ahora eso no pasa", respondió.

La situación en las dos primeras líneas de la parrilla de hoy invita a pensar en una salida rocambolesca. Hamilton, molesto tras equivocarse en la elección de los neumáticos -utilizó los duros para su vuelta rápida-, intentará recuperar lo que perdió en la cronometrada. Y lo mismo le ocurre a Raikkonen, que comparte con él la segunda línea. Pero Massa ha logrado la pole las tres veces que ha corrido en Turquía con Ferrari, ha ganado las dos carreras precedentes y necesita demostrar de nuevo su valor.