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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una maquinaria bien engrasada

Sin alardes, los Lakers se colocan 2-0 y ponen rumbo hacia la final de Conferencia

Pues ya son seis. Los Lakers siguen ganando, pero la mejor noticia no está en el qué, sino en el cómo. Sin necesidad de ningún tipo de heroísmo, hasta con un cierto aire de rutina, encadenan victorias con la sensación de que, al menos hasta ahora, ninguna noche han sido exigidos al máximo. Ni siquiera en días de fiesta como el de la madrugada del jueves, donde se entregó a Kobe Bryant el trofeo de MVP (jugador más valioso) entre la algarabía general, se les alteran los biorritmos. Por cierto y al hilo de estas cosas, ¿de dónde viene esa creencia generalizada de que este tipo de actos despista? En fin, ése es otro tema.

Después del fiasco competitivo de Denver, se esperaba a Utah como rival capacitado para plantar cara y mostrar de forma diáfana las posibilidades reales de estos Lakers. Bien, ya se llevan dos partidos y seguimos esperando. Hasta el momento, los Jazz no han descubierto cómo meter mano a esta serie y no es de extrañar, porque la maquinaria amarilla presenta pocos resquicios para hacerla funcionar lo suficientemente mal como para poder robarles la victoria. ¿Parar a Kobe? Para ello los árbitros deberían elevar el listón de la falta personal hasta legalizar el garrotazo. No lo han hecho hasta ahora y Bryant se ha cansado de lanzar tiros libres. 23 en el primero y 12 en el segundo. Y como no es Shaq, pues de los 35 mete 32. ¿Una defensa colectiva aguerrida? Mucho lo tiene que ser para evitar que los excelentes movimientos de balón y la generosidad que impera en los de Phil Jackson no consiga buenos tiros y, como consecuencia, grandes porcentajes (57,4% en el segundo acto). ¿Dominar los rebotes? Utah lo ha hecho en los dos partidos y no ha servido para nada. ¿Vigilar a Pau, un jugador que en una actuación nada llamativa se va hasta los 20 puntos, 5 rebotes, otras tantas asistencias y 5 tapones como 5 soles? Está Odom, un zamparrebotes que juega siempre a una intensidad máxima. ¿Vigilar a los dos? Fisher te mete 22 puntos de los de apaga y vámonos. Cuando te percatas de todo esto, te acercas peligrosamente a la desorientación, que es lo que viene justo antes de la desesperación.

L. A. LAKERS 120 - UTAH JAZZ 110

Los Angeles Lakers: Fisher (22), Bryant (34), Radmanovic (2), Odom (19), Gasol (20) -equipo inicial-; Farmar (4), Walton (5), Vujacic (12) y Turiaf (2).

Utah Jazz: Williams (25), Brewer (12), Boozer (10), Kirilenko (14), Okur (16)-cinco inicial-; Korver (10), Millsap (17), Harpring (4), Price (2) y Collins (0).

Arbitros: Willard, Brothers y Crawford. Técnica a Jerry Sloan. Expulsaron por personales a Okur y Kirilenko.

18.997 espectadores en el Staples Center de Los Ángeles.

1º CUARTO: 33-18

2º CUARTO: 30-31

3º CUARTO: 30-34

4º CUARTO: 27-27

Los Jazz deberían saber que jugando a ver quién encesta más están perdidos
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La serie se muda a Utah con los Jazz hechos un lío. Su esperanza se basa ahora mismo en su fortaleza al amparo de su público, la más sólida de la NBA. Pero deberán darse la vuelta como si fueran un calcetín. Saber que jugando a ver quién mete más canastas, no tienen nada que hacer. Lo dice la estadística. Cuando los Lakers pasan de 100 puntos, su récord es de 54-10. Cuando a los Jazz les meten más de 100, su balance presenta un clarificador 18-23. También necesitarían atacar con mucha mayor decisión las cercanías del aro, que es donde se encuentran las faltas (los Lakers han tirado 43 tiros libres más que los Jazz) y que gente como Carlos Boozer o Deron Williams rindan al 100%, no como hasta ahora. Mientras tanto, los Lakers cogen el avión con la tranquilidad que da el saber que les bastaría con una victoria en su visita de fin de semana para casi cerrar la eliminatoria. Pero sobre todo confirman partido tras partido que su apuesta es firme y que siempre que hay problemas, y aunque hasta ahora no hayan sido graves, encuentran las respuestas adecuadas.

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