Buscando la fórmula ideal
Calderón y T. J. Ford se mezclan bien y Toronto recorta distancias ante Orlando
El manual de los playoffs dice que suele ser recomendable llegar a esta fase vital de la temporada con las ideas claras. Después de mes y medio calamitoso, Toronto se ha metido en una pelea con un montón de dudas existenciales. La primera, que no la única, la cohabitación entre Calderón y T. J. Ford. Sam Mitchell, el entrenador del equipo canadiense, había anunciado cambios y la primera intuición era que el base español pasaría a la primera fila. Finalmente, mantuvo a Ford y la jugada le salió bien.
Por primera vez en la serie, los dos directores de juego tuvieron tiempo y espacio para desarrollar lo mejor que atesoran. En su caso, Ford estuvo acertado en el juego de uno contra uno. A su vez, Calderón ofreció dirección, lectura de la situación, solidaridad y una muñeca que vuelve a mostrarse atinada. Mitchell ha optado por una solución intermedia. Ford es el titular, pero Calderón juega el fundamental último cuarto. Al no someter a una humillación pública a Ford, se le puede sacar provecho, que lo tiene, a pesar de que la aversión indisimulada que despierta por estos lares -recuerda el caso Lewis Hamilton-Fernando Alonso- y que le está poniendo a los pies de los caballos.
TORONTO RAPTORS 108 - ORLANDO MAGIC 94
Toronto Raptors: Ford (21), Parker (10), Moon (11), Bargnani (9) y Bosh (15) -equipo inicial-; Calderón (18), Kapono (15), Delfino (7) y Nesterovic (2).
Orlando Magic: Nelson (6), Evans (0), Turkoglu (26), Lewis (19) y Howard (19) -cinco inicial-; Bogans (12), Dooling (8), Gortat (2), Arroyo (2) y Reddick (0).
Árbitros: V. Palmer, D. Crawford y S. Foster. Sin eliminados.
20.023 espectadores en el Air Canada Center, de Toronto.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
28-20
33-20
19-29
28-25
En líneas generales, el duelo obedeció al patrón clásico en las eliminatorias a siete partidos. Cuando un equipo gana en su campo los dos primeros, coloca a su adversario en una posición desesperada y se permite cierta relajación. Éstas fueron las sensaciones que transmitieron ambos conjuntos. Mientras Toronto salió desde el principio con el cuchillo entre los dientes, Orlando mantuvo una postura algo contemplativa, viéndolas venir, por lo que el tema principal, la victoria, siempre pareció inclinarse hacia los Raptors.
Resuelto lo básico, hubo tiempo para entrar en el terreno de las sensaciones. La principal es que, si Toronto tiene sus problemas, Orlando no está exento de ellos. En cuanto la vigilancia a Howard fue por fin efectiva, se le vieron algunas costuras en mal estado.
Hoy se disputa el cuarto encuentro y se verá si el cambio de tendencia intuido en el tercero se confirma. Al menos, ya sabemos que existe la posibilidad de que la pareja centro de la discusión sume sus talentos y no los reste. Al final, es como una fórmula química. El éxito depende de cómo y en qué cantidades se mezclen.
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