Soy un 'soulman' (en España)

"Es que soy muy purista. Y a mí, todo esto no me parece soul", comenta Carlo Coupé, veterano de la escena, productor y arreglista del maravilloso disco Relax and love, del cantante Glen Anthony Henry, más conocido por los amantes del rap bajo el seudónimo de Aqeel.

Un sorprendente álbum que, se ponga Coupé como se ponga, viene a certificar el gran momento del soul en España. También del funk y demás aledaños, anatema para los puristas, pero de innegable aire de familia para el común de los mortales. Y si ya está pensando en Amy Winehouse, Duffy, Adele y el resto de chicas blancas inglesas que se apuntan al revival, le invitamos a que vuelva a pensar.

"Los blancos siempre seremos turistas en esto", dice Carlo Coupé

Porque hoy y aquí hablamos de hombres que extienden la palabra de James Brown, Al Green, Marvin Gaye o Curtis Mayfield en lugares como Madrid, Barcelona, Avilés o Bilbao. Solistas como Glen Anthony Henry o bandas tipo Right Ons para una escena que va más allá de los allnighters (concentraciones de aficionados para bailar viejos himnos de soul), el coleccionismo y las bandas de versiones.

En otras palabras, y en términos económicos, en los cenáculos de música negra españoles se ha pasado de consumir a producir. "No sé si ahora hay más que antes, pero tal vez el público sea hoy más receptivo a los sonidos negros", comenta Ramiro Nieto, de The Right Ons, que tocarán en el Primavera Sound, festival poco acostumbrado a la sección de vientos, los coros femeninos y demás accesorios soul.

"El único referente verdaderamente negroide que hemos encontrado aquí son Los Bravos y Los Canarios", comenta Ramir, de Mandalas, banda barcelonesa a punto de editar Soulstice, un álbum en el que revisan clásicos de Four Tops o Ike & Tina Turner. Eso sí, con deje funk, es decir, más rítmico y cercano al rock. "Los músicos que se han acercado aquí al sonido negro han solido hacerlo a través del funk", apunta Coupé, quien se encuentra en plena búsqueda de su particular Amy Winehouse. "Será, seguramente, una chica afroamericana, porque aquí esa sensibilidad no la encuentro. Los blancos, al menos en España, siempre seremos un poco turistas en todo esto".

Ramiro, turista del soul según la definición anterior, se suma al escepticismo: "A ver lo que sucede con todo esto; si al público le seduce comprar discos viejos de soul". Coupé, también escéptico, esta vez ante las posibilidades de estos viajeros de dominar las lenguas vernáculas, añade la coyuntura comercial del momento: "Se venden menos discos aquí que en Grecia. Pase lo que pase, incluso si es un súperventas, le importará a cuatro gatos".