El heredero de Gary Player
Trevor Immelman devuelve el Masters a Suráfrica 30 años después
Hace cuatro meses, el campeón del Masters de Augusta, el surafricano Trevor Immelman, se encontraba en la cama de un hospital a punto de ser operado de un tumor en las costillas. Acababa de ganar el Nedbank Classic, en su país, pero su prometedora carrera estaba en peligro a la espera de un diagnóstico. Cuando los médicos le dijeron que el tumor era benigno, Immelman había interiorizado ya el mensaje. "Comprendí que el golf no lo era todo en mi vida, aunque soy un apasionado del juego", explicaba en la madrugada española de ayer después de resistir en la última jornada (280 golpes en total) el acoso del estadounidense Tiger Woods y ganar su primera chaqueta verde. El Tigre escaló hasta ser el segundo (283) y Miguel Ángel Jiménez hasta ser el octavo (287), su mejor clasificación, con 68 el día final, menos que nadie. Pero el rey fue Immelman.
"El golf no lo es todo", razona tras haber sido operado hace cuatro meses de un tumor
Cuando entregó su tarjeta en la caseta junto al hoyo 18, después de abrazar a su esposa y su hijo, Immelman (Ciudad del Cabo, 1979) liberó toda la tensión con unas tímidas lágrimas. Atrás quedaba su enfermedad. Con su victoria se había ganado el derecho a participar de por vida en el Masters. Y devolvía el título a Suráfrica 30 años después del tercer triunfo de Gary Player, su maestro y consejero. Immelman heredó el testigo de Player que otros surafricanos como Ernie Els y Retief Goosen no han tomado en Augusta. El mismo Player le dejó un mensaje de voz en su móvil la noche anterior a su gran día. "Me dijo que creía en mí y que yo también debía hacerlo, que tenía que ser fuerte mentalmente porque me encontraría con dificultades. Ahora estará orgulloso de mí. Siempre me manda mensajes para felicitarme o darme un consejo o una crítica constructiva. Creo que ve algo en mí que le recuerda a él mismo cuando tenía mi edad", contó el ganador.
Immelman se enamoró del golf a los cinco años. Su padre construyó un pequeño green con un bunker en su casa y su hermano mayor, golfista aficionado, fue su primer entrenador. "Mi padre grababa cada torneo y los veía luego con mi hermano", recordó. Fue entonces cuando conoció a Player, en el club de Somerset, y el triple ganador en Augusta se convirtió "en un segundo padre" al apadrinar su carrera. Después de dar el salto profesional al circuito europeo, Immelman fue quinto en el Masters de 2005. "Este chico tiene talento para ganar en Augusta", avisó Player sobre su discípulo hace dos años.
El surafricano tardó un mes y medio en volver a coger los palos en el campo de Lake Nona, donde reside, tras la operación. Pero lo hizo como un golfista nuevo, con una paz interior que le permitió soportar la presión y luchar contra el viento en la última ronda del Masters. Zurdo natural que juega con la derecha, aguantó al frente pese a sufrir tres bogeys y un doble bogey en los 18 hoyos finales. Claro que también tuvo la suerte de cara en aquella bola en el 15 del tercer día detenida antes de caer al agua. Además, igualó un antiguo récord: desde el norteamericano Raymond Floyd en 1976, nadie había sido líder durante los cuatro días del Masters.
De la misma quinta que Sergio García, 24 días mayor, Immelman ha conseguido un privilegio reservado a pocos: arrebatar un grande a Woods. "Estamos jugando en la era de Tiger", dijo; "asusta pensar todo lo que va a alcanzar. Ganar un grande cuando él está en el campo es increíble. No sé si lo volveré a lograr. Pero seguro que lo volveré a intentar".
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