Baltar amenaza con una "guerra desde las bases" si se ataca su liderazgo
El líder del PP orensano defiende su cuota de poder con "el apoyo de los de abajo"
José Luis Baltar no tiene intención de dejar el poder. El presidente del PP orensano apela al "apoyo de las bases" con el que asegura contar para mantenerse al frente del partido en la provincia tras el varapalo de las elecciones generales, en las que su organización perdió 27.500 votos. Pero además asegura que tiene el respaldo de la dirección del PP gallego. En respuesta a los periodistas, el presidente de la Diputación y del PP provincial lanzó ayer un órdago al líder de su partido en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, al manifestar que si estuviera cuestionado por la dirección del PPdeG "haría la guerra con el apoyo de los de abajo" para mantener su cuota de poder. "En un partido hay que preocuparse por las bases, porque los de arriba cambian", argumentó.
El líder provincial anuncia el cambio del 50% de la dirección en Ourense
Baltar no va a ceder a la renovación que piden "tres o cuatro iluminados"
De esta forma, Baltar mantiene el pulso con el sector crítico de su partido, que en Ourense está integrado por fieles a Feijóo y Rajoy. Unas semanas después de que un grupo de alcaldes de la provincia, secundados por el ex regidor de la capital orensana Manuel Cabezas, anunciaran su decisión de pedir la renovación de la directiva provincial (encabezada por el propio Baltar y por su hijo, el parlamentario José Manuel Baltar Blanco) el presidente se hace fuerte en su feudo dejando claro que al mismo tiempo que unos pedían renovación otros le enviaban "mensajes claros de respaldo" hacia su persona al tiempo que que "cuestionaban a otros".
Aunque no lo desveló, entre esos "otros" se encuentra su hijo, el secretario de organización, responsable de la campaña electoral y miembro del equipo de asesores que el propio Baltar designó como principal medida correctiva frente al primer fracaso electoral, en las municipales pasadas. Baltar Blanco es, además, teniente de alcalde en Esgos y diputado provincial suplente. Bastaría con que renunciaran al escaño un par de fieles al presidente provincial para que su hijo se hiciera con las riendas de la Diputación.
Y es precisamente a su hijo, llamado a sucederle en opinión casi unánime del PP orensano, hacia quien van dirigidas las voces que apelan a la renovación. Los alcaldes más críticos no tienen prisa por prescindir de Baltar, quien había anotado en su agenda la fecha de las municipales para concederse la jubilación. Sólo la adversidad de los resultados le hizo mantenerse al frente, según él mismo aseguró en aquel momento.
Pero el presidente provincial parece hacer oídos sordos a los discrepantes. Ayer reconoció que "a esta provincia ya no le llegan los cambios simbólicos", pero se mostró dispuesto a mantenerse al frente y a renovar sólo el 50% de la dirección, sin dar más pistas.
Y aunque citó las campañas electorales y el planteamiento de métodos de trabajo actuales -actividades de las que su hijo es principal responsable- como factores decisivos del fracaso en las urnas, considerando que las técnicas utilizadas "no pueden ser las mismos de hace 20 años", Baltar dejó claro que no va a ceder a la renovación "que piden tres o cuatro iluminados".
Para que no quede duda de que será el principal artífice de ese 50% en que ha estimado la necesidad de renovación, el presidente provincial sostiene que "siguiendo la propuesta de las bases" les está pidiendo a éstas que le den nombre alternativos para consumar los cambios. Incluso les sugiere que le transmitan a él personalmente los nombres de los sustitutos "si no quieren proponerlos en público".
Baltar arremete, sin nombrarlo, contra Manuel Cabezas. Aludiendo claramente a él como "algún ex senador", advirtió que "todo el que quiera poder tendrá que trabajar por los intereses del partido y no por los suyos propios". Al mismo tiempo, aprovechó para dejar claro que si Manuel Fraga fue elegido senador por la comunidad autónoma fue porque "cuenta con consenso y nadie se cuestionó su designación". En cuanto a él, tiene claro su futuro: "Si no me quisieran, antes de que me echen, me voy".
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