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La línea 2 fue cortada tras funcionar cuatro horas sin peligro

Lamela intervino por la mañana y Fomento convocó a los periodistas por la tarde, aunque no en la estación de Sol, sino en su sede de Nuevos Ministerios.

La explicación que ofreció el ministerio es que había aparecido bajo las vías de metro una antigua arqueta, que no estaba localizada -"no existía ni tapa de registro"-, y cuyo colapso habría abierto el agujero. El director de la obra de Sol, Javier Gallego, explicó que ese hundimiento lo pudo provocar la inyección de cemento que realizó Fomento en octubre, bajo la supervisión de Metro de Madrid, para consolidar el suelo que separa las vías del suburbano de la caverna de la futura estación.

También contempló la hipótesis de que el hueco haya quedado al descubierto al levantar la capa de piedras que sujetan las vías (balasto), para sustituirlas. Un trabajo que hubo que contratar porque la inyección de cemento de octubre manchó el balasto y lo deterioró. Gallego indicó que fueron los operarios de mantenimiento, contratados por FCC, quienes localizaron el agujero.

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Los técnicos de Metro (compañía dependiente de la Consejería de Transportes) reconocieron ayer que el origen del supuesto socavón pudo ser una arqueta. "Puede ser", dijeron. Pero desde la consejería se preguntaban entonces por qué se había hecho el relleno de cemento sin sensores que alertaran de ese tipo de elementos y de posibles movimientos del terreno.

Por su parte, Gallego minimizó la gravedad del incidente y aseguró que Fomento hará todo lo necesario para cubrir el hueco. "La disposición a colaborar ha sido siempre plena", destacó.

Metro calcula que serán necesarias "80 inyecciones de hormigón" para cerrar el agujero, según Juan Pablo Alonso, director de obra civil y patrimonio del suburbano. Añadió que se aprovechará para rastrear en busca de "otros socavones" que puedan afectar al servicio. Las dos administraciones admitieron que ya los ha habido, pero sin consecuencias para el servicio.

El pasado octubre fue localizado un agujero a unos 10 metros del de ayer. Era "de dimensiones parecidas", según Gallego, que se mostró incrédulo porque la reacción de Lamela haya sido ahora tan diferente de la de entonces. "Era bastante menor", dicen desde Transportes. Entonces, las dos administraciones trabajaron de la mano. Y para que no trascendiera. A diferencia de ayer, la reparación se produjo sin cortar la línea ni un sólo día. Transportes explicó que en octubre sólo necesitaron un mes de trabajo nocturno para cubrir el hueco y ahora requerirían un año si sólo pudieran operar las cuatro horas de la noche. Fomento asegura que, con el cierre de la línea, en unos días quedará todo perfecto.

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