Gadea vence al dolor
El valenciano, con una luxación en el hombro, y Olivé protagonizan el doblete español en 125cc, y Barberá termina segundo en 250cc, por detrás de Pasini
Una semana después de haber sufrido una luxación en el hombro derecho en un accidente mientras se entrenaba en Qatar, algo que le obligó a pasearse con el brazo en cabestrillo por el paddock de Losail cada vez que se bajaba de la moto, Sergio Gadea se sobrepuso al dolor, se vino arriba, y se fue con la segunda victoria de su trayectoria y con el liderato del octavo de litro en el arranque del Mundial. Un botín estupendo tal y como se le presentaba el panorama al español, uno de los motoristas con más talento que compiten en el octavo de litro y que, con la promoción a dos y medio de Héctor Faubel, debe dar un paso adelante dentro del equipo de Aspar y prepararse para asumir el papel de candidato al título. Si uno analiza por encima las hechuras que tuvo su triunfo de ayer, caerá en la cuenta de que Gadea está más que dispuesto para plantar batalla.
"No pensaba en correr. Creía que tenía que irme a casa", dijo Gadea sobre su lesión
Al piloto no pudieron anestesiarle porque perdía la sensibilidad en las manos
En la pista, este valenciano de 23 años fue, más que nada, inteligente. Vino desde atrás, de menos a más y, poco a poco, fue buscando el hueco en el grupo de cabeza, liderado a ratos por el campeón Talmacsi o por Joan Olivé, el eterno corredor tarraconense. Embutido entre el tráfico, Gadea analizó el percal que le rodeaba: agresivos motoristas con ganas de marcar el terreno en el estreno de la temporada y que, además, sabían que él circulaba con un hombro tocado.
Ante tal panorama, el valenciano optó por no meterse en demasiados charcos, rodar protegido y sin hacer demasiado ruido (entre la segunda y la quinta posición) y reservarse todo lo que tenía para apretar los dientes al final. Ocurre que lo que esconden las manos de Gadea, por más doloridas que estén, no es poco si se trata de rodar a todo tren subido a una moto. Además, sabe interpretar las oportunidades cuando se le presentan. A veces una mala trazada de un rival, o un hueco mal cerrado, o simplemente una sacudida. Ayer fue un golpetazo, entre Olivé y el italiano De Rosa (vuelta 16). Gadea aprovechó el alboroto, asumió la batuta y apretó, mordió y rabió hasta cruzar la meta, llorando, roto por el dolor en su hombro pero pletórico por haber vencido una carrera que unos días antes no sabía si iba a poder correr. "Tuve la desgracia de lesionarme . No pensaba en correr, creía que tenía que irme a casa", dijo Gadea. "Finalmente me dejaron quedar, me he entrenado cada día como he podido. Durante la carrera me dolió un montón, pero finalmente pude aguantar", dijo el motorista de Puzol, al que finalmente no pudieron anestesiar de cara a la carrera, "porque perdía la sensibilidad de las manos". Finalmente, Olivé terminó segundo, y completó el primer doblete de pilotos españoles de la estrenada temporada.
En 250cc, ha tenido que pasar un año para que el italiano Mattia Pasini pudiera alejar el mal fario que le persiguió y le hizo la vida imposible la temporada pasada, cuando debía ser uno de los pilotos mejor posicionados para entrar al trapo en la lucha por el título de 125cc. Unas veces se le rompió la moto y otras veces se fue por tierra, pero Pasini se quedó en blanco hasta en seis circuitos en 2007 a pesar de ser quien más pole positions (nueve) consiguió. Para quitarse la espina, qué mejor que una victoria como la que consiguió en Losail: tras imponerse a los grandes favoritos, Bautista, Barberá y Debón.
El italiano lo hizo de forma muy elegante. En la penúltima vuelta, cuando era tercero, se benefició de una mala trazada de Barberá, metió el morro de su Aprilia por el interior y salió primero del viraje. "Ha sido un buen arranque del Mundial", dijo Barberá, que cruzó segundo. "A partir de la cuarta vuelta, el neumático trasero de la moto la ha hecho inconducible", argumentó Bautista, que fue perdiéndose en posiciones traseras hasta cruzar la meta sexto.
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