El PP de Camps mantiene el tirón
Los populares, con 19 diputados, conquistan el escaño que pierde EU y el nuevo de Alicante y duplican la distancia de 2004 con los socialistas, que conservan 14
La solidez electoral del PP valenciano volvió a demostrarse ayer en las elecciones generales. El partido que preside Francisco Camps, como ya hiciera en las autonómicas de hace un año, superó ayer ampliamente el 50% de los votos y emuló sus mejores resultados en unos comicios a las Cortes Generales, que fueron los de 2000, en los que Aznar alcanzó la mayoría absoluta. Esa fuerza le ha permitido conquistar dos nuevos escaños, uno que ha perdido Esquerra Unida por Valencia y el nuevo diputado que el aumento del censo otorgó en esta convocatoria a la circunscripción de Alicante.
Ante la contundencia de este apoyo electoral, los socialistas han visto cómo se duplicaba la distancia que les separó del PP en las anteriores generales de 2004. Si entonces les distanciaron 4,3 puntos, ayer la diferencia superaba los 10 puntos. No fue, desde luego, la debacle de las autonómicas de 2007, ya que el PSOE supera en seis puntos los resultados de entonces (de 34,9 han pasado a cerca de un 41%), pero, en todo caso, los efectos devastadores de aquella derrota todavía gravitan sobre su opción. Así, pese a la apuesta de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega por Valencia, el ministro Bernat Soria por Alicante y el ex ministro Jordi Sevilla por Castellón, en lugar de remontar, los socialistas todavía han retrocedido levemente respecto a sus porcentajes de 2004, cuando Rodríguez Zapatero ganó por primera vez las elecciones.
La crisis de los socialistas valencianos, con un partido devastado sobre el que habrán de adoptar medidas importantes los dirigentes del PSOE en los próximos meses, es el reverso de la imagen que el PP de Camps proyecta en el conjunto de su organización nacional. El presidente de la Generalitat, que ha tenido tanto o más protagonismo en la campaña que su candidato por Valencia, Esteban González Pons, ve acrecentado su papel de "barón territorial" de los conservadores, en un escenario en el que tendrán que reorientar sus estrategias y liderazgos, tras la nueva derrota cosechada ayer por Mariano Rajoy frente a Zapatero.
Por lo que se refiere a otras formaciones, como predecían las encuestas, Esquerra Unida ha pagado muy cara la crisis que ha llevado a su escisión. Reducido su peso electoral de 2004 ahora prácticamente a la mitad, la organización que lidera Glòria Marcos pierde la representación en el Congreso. Tampoco la coalición Bloc-Iniciativa-Verds parece haber capitalizado esa sangría de votos, ya que se situó ayer en porcentajes que quedan incluso por debajo de los obtenidos por los nacionalistas en solitario en anteriores comicios.
El retrato de la sociedad valenciana, por tanto, ha cambiado poco respecto de la radiografía que dibujaron las elecciones autonómicas y municipales del año pasado. La enorme movilización de los votantes, con una participación que superó el 79%, un dato superior, incluso, al registrado en 2004, no sólo no benefició a los socialistas, sino que confirmó el alto grado de apoyo de que disfruta el PP.
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