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MANUEL CHAVES | Candidato del PSOE | ELECCIONES 2008 | Campaña electoral

Resistir es ganar

Lourdes Lucio

Es curioso que de todas las campañas que ha protagonizado (y éstas son sus sextas), en la que más ha disfrutado fue la de las elecciones de 1996. Curioso porque en esa ocasión, por primera y única vez, Manuel Chaves no salía como caballo ganador. Las las encuestas pronosticaban el triunfo del PP con Javier Arenas al frente y el fin de la hegemonía socialista. La de su partido decía todo lo contrario, pero dio más crédito a la que publicó este periódico. "¡Vamos a darle la vuelta a las encuestas!", bramó en el mitin de cierre en Puerto Real. Y lo hizo. Esta confesión la contó Chaves hace unos días, en Granada, durante una sobremesa nocturna tras ver en televisión el segundo cara a cara entre Zapatero y Rajoy.

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Y es que si hay un lema que le viene como un guante a este superviviente de la política es el de resistir es ganar. Nadie pensó cuando llegó obligado a Andalucía con 44 años en 1990 que Manuel Chaves va camino, si gana hoy, de cumplir 22 años seguidos como presidente de la Junta de Andalucía. Cuando aterrizó, la oposición lo bautizó como el candidato a palos, el forastero, alguien a quien habían señalado con el dedo desde Madrid. Pasó su primera legislatura (1990-1994), que ganó con mayoría absoluta, semiencerrado en el palacio de San Telmo, sin bregarse con sus adversarios. El bofetón que recibió el PSOE en 1994, donde gobernó sin mayoría parlamentaria, lo obligó a meterse en el barro y a fajarse duramente durante los 18 meses de esa legislatura, que acortó ante el bloqueo de los presupuestos autonómicos por la pinza PP-IU.

Las dos legislaturas siguientes, Chaves cogió cuerpo tanto en Andalucía como en Madrid. Desde aquí marcó la agenda de su partido a nivel federal en los ocho años de gobierno de José María Aznar, poniendo en marcha políticas sociales claramente diferenciadas del PP. Pero además empezó a envolverse en la bandera andaluza, una decisión que no es sólo atribuible a él, sino a la torpeza del PP. El Gobierno de Aznar contribuyó de manera impagable a subrayar el perfil de Chaves como el mejor defensor de Andalucía, al poner en marcha una estrategia de ninguneo y hostilidad hacia Andalucía -dejó fuera del censo de la financiación a 400.000 andaluces, combatió en el Tribunal Constitucional medidas muy aceptadas como el complemento de pensiones- que los socialistas amplificaron por todos los rincones y hasta el más allá.

A diferencia de otros políticos, Chaves nunca se ha ofrecido para un cargo: no se postuló como candidato a la Junta, ni como secretario general del PSOE andaluz, ni como presidente de la gestora del PSOE, ni como presidente federal socialista. Pero sigue siendo candidato a la Junta, secretario general del PSOE andaluz y presidente federal de su partido.

A Chaves siempre se le ha buscado como solución, dicen en el PSOE, y ahí sigue sin dejar cadáveres en el camino ni crear corrientes internas de adhesión al líder. Aunque Chaves lleva 18 años, el chavismo no existe.

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Ahora va a por su sexta victoria que será también, según las encuestas, la octava del PSOE en Andalucía. Aunque dice que la mayoría absoluta es difícil, todos los datos (los suyos también) así lo pronostican. Es, sobre todo, un hombre de partido y si Zapatero malogra resultados, Chaves pasará hoy muy mala noche aunque él levante su sexta copa.

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