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Crónica:26ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Villarreal se agobia en casa

Osasuna saca de quicio al cuadro de Pellegrini, incapaz de desplegarse en El Madrigal

Agobiado en su casa, atascado en su juego, Osasuna sacó de quicio al Villarreal, que se ha convertido en el bálsamo para necesitados en El Madrigal. También para el conjunto navarro, que se quedó con la duda existencial de ser conservador o atrevido en su planteamiento. Optó por la primera opción y pescó al menos un punto.

El Villarreal, sin grandes alardes, con escasos picos y valles en su juego y resultados, ha estado en la zona de Liga de Campeones en 23 de las 26 jornadas disputadas. A pesar de su alergia a El Madrigal. Al equipo de Pellegrini se le resiste su estadio, sobre todo cuando se enfrenta a conjuntos con menores pretensiones y cuya principal misión es cerrar espacios, limitar la creatividad y debilitar las prestaciones y la moral de un grupo al que le resulta inevitable que resuene la melodía de la Champions.

VILLARREAL 0 - OSASUNA 0

Villarreal: Diego López; Ángel, Gonzalo, Godín, Capdevila; Cazorla (Matías Fernández, m. 66), Eguren, Senna (Bruno, m. 86), Pirès; Nihat (Tomasson, m. 57) y Guille Franco. No utilizados: Viera, Josemi, Venta y Josico.

Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Cruchaga, Josetxo (Astudillo, m. 46), Monreal; Puñal, Javi García; Juanfran, Plasil, Vela (Héctor Font, m. 73); y Kike Sola (Dady, m. 82). No utilizados: Elía, Javier Flaño, Hugo Viana y Portillo.

Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Ángel, Guille Franco, Josetxo, Azpilicueta, Kike Sola, Astudillo y Eguren.

Unos 17.000 espectadores en El Madrigal.

La historia volvía a repetirse ayer. Las mismas escenas y el mismo final. Osasuna, a pesar de la brillante victoria de la jornada anterior y con el déficit de puntos que arrastra, no iba a resultar temerario en su planteamiento. Seguro que Ziganda había tomado nota de los últimos partidos en los que el Villarreal no supo hacerse respetar en su feudo. La misión consistía en contener primero, desesperar después y finalmente asestar el golpe de gracia. La iniciativa amarilla resultaba tan ficticia como fútil.

Con las líneas bien juntas, el conjunto navarro se dejaba querer y minaba los caminos que conducían a la portería de Ricardo, que vivió un primer acto sin apenas sobresaltos. No tan plácido le resultó a Diego López, que vio que con el paso de los minutos Osasuna se acercaba con más frecuencia de la deseada a sus dominios. En parte, por las dos balas que poseen los rojillos en las bandas, con Juanfran y Carlos Vela utilizando su velocidad y calidad para el desborde pegados a la cal. Todo lo contrario que el Villarreal, que no ocupa los costados salvo para sorprender con las subidas esporádicas de sus laterales, lo cual se convierte en ocasiones en nocivo para su juego, de tan interior y previsible que resulta.

Cegado el Villarreal, sin apenas trascendencia la labor de Senna, Pirès o Cazorla, para amargura de Nihat y Guille Franco, Osasuna apenas intentó soltar lastre. Al contrario que su rival, al equipo pamplonica le da morriña cuando se aleja de Pamplona, siendo junto al Levante el que peor lleva lo de salir de casa. Ayer vio que el viaje podía salirle productivo aunque fuese sumando el punto inicial. Y lo consiguió. Para desespero de un Villarreal que se agobia en casa.

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