Enrique Franco, el promotor que puso la Vuelta a España en el mapa
Su organización generó el gran 'boom' del ciclismo español
Cuando Enrique Franco (fallecido el pasado 27 de febrero en Madrid, tras larga enfermedad, a los 74 años) tenía un arranque de esos suyos lo fácil era recordarle su apellido y tirar de analogía con el dictador de tantos años. Era, evidentemente, una forma de simplificar.
Y no tanto porque el organizador de la Vuelta no se dejara llevar por el autoritarismo en su forma de llevar adelante su misión, sino porque detrás de sus motivaciones y visiones había mucho más que un deseo de ejercer el poder. En los 26 años en que estuvo al frente, Franco transformó la Vuelta a España, a cuya sombra se generó el gran boom del ciclismo español. Lo cual no evitó que mantuviera pulsos titánicos contra todos aquellos actores que no estuvieran de acuerdo con sus decisiones.
La motivación de Franco cuando, en 1979, a través de una pequeña empresa publicitaria familiar, Unipublic, se hizo cargo de la Vuelta Ciclista a España era puramente comercial. La carrera era una prueba moribunda y con un carácter eminentemente local que abandonaban sus dueños, el grupo editorial bilbaíno del El Correo, debido a las amenazas de ETA, que hacían inviable su paso por el País Vasco. Antes de dejarla desaparecer, el presidente de la federación española, Luis Puig, logró convencer a Enrique Franco de que intentara lo imposible. Con pocos medios y escaso tiempo para prepararla, la Vuelta 79 salió adelante.
Nada volvió a ser lo mismo en España desde entonces. Apoyado en el periodista José María García, que convirtió las conexiones radiofónicas horarias con la Vuelta en uno de los espectáculos más esperados en la primavera, y en Televisión Española, Franco hizo que el ciclismo dejara de ser el deporte cutre y paleto del subdesarrollo, con los equipos alojados en fondas cochambrosas, para convertirse en uno de los espejos de la España de la modernidad y la democracia. Fue quizá pura cuestión generacional la que llevó a principios de los años ochenta a coincidir en el ciclismo a personalidades tan fuertes y decisivas como Enrique Franco, al frente de la Vuelta; José Miguel Echávarri, que formó el equipo Reynolds; Víctor Cordero y Javier Mínguez, del equipo Zor, y Santiago Revuelta, con el Teka.
Enrique Franco ha muerto pocos meses antes de que se cumplan 25 años de un acontecimiento, de la Vuelta 83, la primera que él logró que se televisara en directo con cámaras en las motos y todo, como el Tour de Francia. Fue el punto de arranque, junto con el descubrimiento de los lagos de Covadonga, de la explosión de un deporte que al poco saltó de España a la conquista del mundo, con figuras como Ángel Arroyo, Marino Lejarreta, Perico Delgado, el primer gran ídolo popular, y, después, Miguel Indurain. Paralelamente creció la ambición de Franco, pensó hasta en colocar a la Vuelta casi a la altura del Tour, deseo que provocó su mayor error de cálculo, el traslado, en 1995, de la carrera española al mes de septiembre. Fue el apogeo de la interpretación puramente comercial de la ronda española.
Al final de sus años al frente de la carrera, Enrique Franco, un visionario que supo por dónde soplaban los vientos, se dedicó incluso a diseñar personalmente los recorridos. En busca permanente del espectáculo, poco importara que estuviera reñido con la lógica deportiva, trazó etapas cortas y muy intensas, siguió descubriendo puertos insólitos, como el tremendo Angliru, siguió explorando el mapa de España. En 2004, oliendo quizá el caos en que se sumiría enseguida el ciclismo, Enrique Franco vendió Unipublic, con la Vuelta como su principal activo, a Antena 3.
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