"Había que coger el último tren"
El candidato, que propuso a Zapatero en 1997 para sustituirle en la Ejecutiva, regresa a petición del presidente
Es posible que José Luis Rodríguez Zapatero hubiera llegado, más temprano que tarde, a ser presidente del Gobierno, pero el proceso habría resultado más largo de no ser por Jesús Quijano González, que supo retirarse a tiempo y dejar al leonés su silla en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Era el año 1997 y corrían malos tiempos para el partido que lideraba Felipe González, en cuya ejecutiva ocupaba asiento este catedrático de Derecho Administrativo, que ahora encabeza la lista que los socialistas presentan en Valladolid, porque así lo ha querido Zapatero, que ha insistido hasta convencerle, a pesar de que él mismo se reconoce como un "especialista" en perder elecciones.
Jesús Quijano (Saldaña, Palencia, 1951) era uno de los barones socialistas que hace 11 años elucubraban sobre la manera de superar la crisis de un PSOE recién derrotado en las urnas por Aznar y que no terminaba de encontrar su camino. Cuando Joaquín Almunia le pide que continúe en la ejecutiva, Quijano le dice que "ha llegado la hora de la retirada" y que lo sensato es que el nuevo secretario general "tenga amplia capacidad de maniobra". Para facilitar el tránsito hace dos cosas: quitarse "de en medio, y recomendar a Zapatero, la persona que podría sustituirme y representar a Castilla y León en la ejecutiva". La historia que sigue es de sobra conocida.
Mientras Zapatero avanza hacia La Moncloa, Quijano se adentra en el mundo de la enseñanza universitaria, tras haber hecho, con poco éxito, sus pinitos en la política regional del PSOE en Castilla y León. Cuando ya casi había retirado de su vocabulario la palabra "política", vuelve a sonar el teléfono y al otro lado, además de su amigo y compañero, está el presidente del Gobierno, que le pide que encabece la lista del Congreso por Valladolid el próximo 9 de marzo. Quijano está tan convencido de que la llamada de Zapatero fue para "liarme", como encantado de atenderla, aunque contando con los militantes, "que estaban en su derecho de decir que ya me tenían muy visto". Como no lo dijeron, Jesús Quijano González vuelve a la arena política con 57 años, convencido de que éste puede ser para él su "último tren". Dice que antes de aceptar la apuesta consultó con Dolores Valle, su mujer, con algún amigo y con algunos compañeros de partido, incluyendo a los que podrían sentirse desplazados de la lista por su presencia.
Pero no le caben dudas de que "tenía que estar en esa lista, aunque solo fuera por un deber moral, y porque lo pide quien te lo pide, que no es otro que el presidente de la nación". A la pregunta sobre lo que le apetece hacer en las Cortes durante los próximos cuatro años, responde lo que se esperaba de un catedrático de Derecho: "Hacer leyes", y justifica su regreso a la política activa con una frase clarificadora: "Decir que no esta vez, hubiera significado decir nunca más".
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