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TIEMPO MUERTO | NBA
Columna
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'Oscars' de reparto

La NBA cuenta con tantas estrellas deslumbrantes que algunos jugadores excelentes quedan en un injusto segundo plano. A Kobe Bryant, LeBron James, Tim Duncan, Kevin Garnett y así hasta 20 o 30 figuras los quiere cualquiera. A continuación, el asunto ya es más peliagudo. Algunos cumplen un trabajo sobrio y poco valorado a nivel mediático, pero muchos entrenadores desean tenerlos en sus equipos. Empecemos por el campeón. Los Spurs, repletos de figuras, cuentan con un jugador que pasa más inadvertido, pero que, año tras año, se gana la titularidad. Es Bruce Bowen. Se le tacha de duro. Incluso, a veces, de sucio. Aunque no me explico bien el motivo. Yo nunca he tenido ningún problema con él. Rebotea, lanza en los momentos decisivos y, en una Liga en que todos los equipos cuentan con un jugador exterior de primer nivel, es capaz de marcar a los mejores tiradores y rebajar sus porcentajes de acierto.

Los Lakers cuentan con un jugador que, sin ser una figura de máximo nivel, resulta clave en su funcionamiento. Se trata de Derek Fisher. Vive su segunda juventud. Disfrutó de unos años esplendorosos cuando obtuvo los títulos con los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O'Neal. Él era la tercera referencia de aquel equipo. El año pasado supo asumir a la perfección su papel de base suplente en Utah, por detrás de Deron Williams. Este año, de nuevo en los Lakers, está demostrando su extraordinaria capacidad para llevar las riendas del equipo; para correr cuando hay que correr, parar cuando hay que parar, distribuir con acierto o lanzar y penetrar si es necesario. Es él quien, a base de veteranía y experiencia, imprime el orden que se observa en el juego de los Lakers.

El tapado en los Suns, en mi opinión, es Raja Bell. A la sombra de Nash, Stoudemire, Barbosa y hoy día O'Neal, es un alero que aporta mucho: marca al mejor atacante exterior, corre bien al contraataque y aporta una pelea y un espíritu combativo fundamental para un equipo con un estilo de juego tan alegre como los Suns, que pueden tender a descuidar un poco su defensa. Bell, que pasó fugazmente por el Tau, es toda una garantía para ellos.

Las cámaras en Detroit siempre enfocan a Hamilton, Billups, Rasheed Wallace o Prince. Pero en el quinteto titular se hace sitio un tipo tremendamente fuerte, con una gran capacidad de salto, que suele hacer dobles dígitos. Es Antonio McDyess. Rebotea extraordinariamente; en el ataque toma pocas responsabilidades, pero suele ser certero, y en la defensa intimida y pone muchos tapones. Es un jugador de corte defensivo que aporta equilibrio a un equipo que, sin él, podría pecar de blando.

Los Celtics cuentan con un alero que les va de perlas porque es capaz de marcar a esos cuatros que cada vez proliferan más en la Liga y que tienden a jugar por fuera, a veces incluso de tres, caso de Igoudala o de LeBron James. James Posey les frena muchas veces y, además, sabe, aprovechar al máximo sus cualidades en el ataque, algo imprescindible en un equipo en el que las primeras opciones de tiro son para otros.

En los Raptors contamos con un pívot sobrio, pero muy efectivo, como Nesterovic. Está jugando muy poco y tiene fama de blando y poco talentoso. Falso. Por su forma de ser y de jugar, puede parecerlo, pero no es así. Por ejemplo, no he visto marcar a Dwight Howard como lo ha hecho él. En el Europeo, con Eslovenia, tuvo mucha más participación y pudo verse al verdadero Nesterovic, con un buen tiro de 4 y 5 metros, duro en la defensa y con una capacidad física limitada, pero que explota al máximo. Es uno de los pocos que merecen un Oscar de reparto.

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