Bullock despierta a tiempo
El Madrid, que llegó a tener una renta de 15 puntos, gana con apuros al Barça en la Euroliga
"¡Busca a Lou, busca a Lou!", se desgañitaba Joan Plaza en el banquillo, intentando hacerse oír entre los gritos de 15.000 gargantas. Quedaban cinco segundos para que finalizara el tercer cuarto y el Barça vencía por la mínima (54-55). El destinatario del mensaje de Plaza era Llull, al que su técnico imploraba que hiciera llegar el balón a Louis Bullock. No le hizo caso. En carrera, sin mirar, Llull vio el sprint de Hervelle (que a falta de 40 segundos logró el tapón decisivo) y a él le envió el balón para que machacara. La jugada, que parecía una más, tuvo una importancia capital. Porque despertó al Madrid, que llevaba 20 minutos con una descomunal caraja, y le dio alas de cara al último cuarto, en el que certificó un triunfo en la Euroliga que a punto estuvo de regalar.
REAL MADRID 82 - BARCELONA 79
Real Madrid: Tunçeri (11), Smith (12), Mumbrú (5), Reyes (14) y Papadopoulos (7); Sekulic (2), Llull (6), Pelekanos (0), Bullock (14), López (0) y Hervelle (11).
Barcelona: Lakovic (3), Acker (11), Ilyasova (12), Marconato (2) y Kasun (12); Basile (10), Sánchez (5), Trias (0), Vázquez (10) y Grimau (14).
Árbitros: Kokoulekidis (Grecia), Voreadis (Grecia) y Pukl (Eslovenia). Excluyeron por personales a Kasun (m. 39) e Ilyasova (m. 40).
Unos 13.000 espectadores en Vistalegre. Grupo A: Tau Cerámica, 89; Olimpia Liubliana, 74.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
26-11
14-24
16-20
26-24
A 40 segundos del final, Marconato recibió bajo el aro y Hervelle le taponó
El cuadro de Plaza ata la segunda plaza, por detrás del Panathinaikos
No era el partido del siglo, más que nada porque el demencial calendario, europeo y español, ya ha deparado 20 clásicos en dos años, y menos aún estando como están ambos equipos clasificados para la siguiente fase. Pero en juego había un premio no precisamente menor: quien ganara prácticamente ataría el segundo puesto (tras el intocable Panathinaikos), lo que significaba entrar en el Top 16 como cabeza de serie, un hecho nada despreciable. El Madrid confiaba en que la magia de Vistalegre, donde se mantiene invicto tras 13 actuaciones, dictara sentencia. Lo logró.
Debió hacerlo sin tanto sufrimiento, sin permitir que el Barça, con muy poquito, le limara una diferencia que llegó a ser de 15 puntos (26-11 tras el primer cuarto). Tan inesperado resultado fue la consecuencia de la salida en tromba del Madrid. Ahí va un ejemplo: fue lograr Smith la primera canasta del partido, disponerse a sacar de fondo Kasun y encontrarse con un abanico de brazos ante él. Erró el saque. El Madrid, a los pocos segundos del inicio, presionaba al Barça desde la salida del balón. Toda una declaración de intenciones.
El Madrid volaba y al Barça le llovían los golpes por todos lados. Tras un primer cuarto perfecto, Plaza movió ficha, dando entrada, entre otros, a Bullock. Con el estadounidense en la pista, se le apagó la luz al Madrid. En el otro bando, a saber qué barbaridades les dijo Dusko Ivanovic a los suyos en el banquillo, amén de apostar por Vázquez, que alivió los males del Barça bajo el tablero. El caso es que el partido se puso del revés. El Madrid era una máquina de regalar balones (perdió hasta 21), y su dominio del rebote apenas le daba réditos. Entre Grimau y Basile mantuvieron entero al Barça, que logró dar la vuelta al conflicto hasta el punto de ponerse por delante.
"¡Busca a Lou!", gritó Plaza. Y el Madrid, por fin, buscó y encontró a Bullock. Amenazó el equipo blanco con escaparse (70-61), pero el Barça, que había hecho lo más difícil, se resistió a morir. A base de triples cortó las alas del Madrid, al que no bastaba con Bullock y Felipe Reyes. A 40 segundos del final (78-76), Marconato recibió bajo el aro, se elevó y se encontró con la manaza de Hervelle, que le hundió en la miseria. A él y a su equipo. Una técnica a Basile acabó de dictar la sentencia a un partido frenético, en el que Bullock, de nombre Lou, despertó a tiempo.
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