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Reportaje:

El jeroglífico del medio centro

Lesionado Edmilson y fuera Touré, el Barça tiene el mismo dilema de la última temporada

Jordi Quixano

Con las manos sobre las ingles y con gestos de dolor, Edmilson abandonó lesionado el Sánchez Pizjuán. Frank Rijkaard, técnico del Barcelona, contrariado, ordenó a Zambrotta y a Thuram despojarse del chándal. Sólo entró uno: Thuram ocupó el eje de la zaga y Márquez dio un paso hacia delante hasta el medio centro. El mexicano ocupó así el hueco dejado por Edmilson, que tiene como mínimo para dos semanas de baja, ya que según los exámenes a los que fue sometido ayer sufre una rotura miotendinosa en el aductor de la pierna izquierda. Es una lástima para el brasileño, destinado a cubrir el hueco dejado por la marcha de Touré a la Copa de África que concluye el 10 de febrero.

Se reproduce el problema ya conocido por Rijkaard. La pasada temporada probó sin éxito como pivotes defensivos a Edmilson, Márquez, Motta, Xavi e Iniesta. El rompecabezas se plantea de nuevo. Falta alguien que haga las funciones del pegamento, que sujete al equipo cuando se estira y que apriete las líneas en la presión.

Con la figura del 4 instaurada por Cruyff, el aficionado del Barça presuponía que el medio centro era un jugador ligero, creativo, de toque certero y visión aritmética. Guardiola era el paradigma. Reprobada en el libro de estilo azulgrana la idea del doble pivote, el puesto cobra capital importancia. Pero Rijkaard no dio con la tecla hasta que en el invierno de su primer año, fichó y colocó como falso quarterback a Davids, futbolista físico y consistente que barría la medular, pero que delegaba la tarea de crear. Luego pasó por ahí Márquez, que, intuitivo en el corte y de desplazamiento largo encomiable, se asentó en el puesto al mezclar de perlas con Xavi y Deco. Pero se descompuso la zaga y Márquez, confuso al tener que alternar la plaza de central con la del medio centro, se diluyó. Se resquebrajó el Barça, que mantuvo el tipo en París, pero que lo perdió en la Supercopa de Europa, en la Copa Intercontinental y, finalmente, en la Liga. Por ello se contrató a Touré.

Pero con Touré en África y lesionado Edmilson, el Barça está en las mismas. O bien entra Márquez y se produce el efecto dominó en la zaga -Puyol regresa al eje y Zambrotta recobra la titularidad, o Thuram y Oleguer se pelean por el puesto-; o bien se reconvierte a Xavi o Iniesta. "Rafa ha demostrado que puede ocupar ese sitio, que se adapta a las exigencias, y que lo hace muy bien", conviene Xavi.

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