Rebajas en El Sardinero
Tchité, muy fallón, da el triunfo al Racing ante un Athletic que malgastó sus oportunidades
Si el juicio de un partido se resuelve por las ocasiones creadas, Racing y Athletic son inocentes e incluso un ejemplo para la comunidad futbolística. Ocho manifiestas oportunidades de gol, un gol anotado (el de Tchité) y otro anulado (el de Smolarek), que pareció legal, son para pensar que El Sardinero vivió un partido apasionante, un espectáculo singular.
Si el juicio de un partido se resuelve por las ocasiones falladas, Racing y Athletic serían declarados culpables por maleducados, por malgastar tantas invitaciones al gol, que casi siempre venían cedidas por la incapacidad defensiva de ambos equipos.
Si el juicio de un partido tuviera nombres propios, el primer condenado sería Fernando Llorente, que tras su rehabilitación en Valencia volvió a las andadas. Al primer minuto, ya anunció que no iba por el buen camino. El chico se fabricó una jugada, a partes iguales entre el ingenio y los rebotes, que le dejó solo ante Toño, a tres metros del gol. Buen samaritano, la envió por encima del larguero. Nueve minutos después, Yeste, entonces excelso (en la segunda mitad se fue a ninguna parte), le puso un balón a metro y medio del gol, pero sin portero, junto al poste, que Llorente despejó de cabeza a corner como si del central del Racing se tratara. Estaba claro que no era su día.
RACING 1 - ATHLETIC 0
Racing: Toño; Pinillos, Oriol, César Navas, Ayoze; Jorge López, Duscher, Colsa (Jordi, m. 67), Serrano (Pablo Alvarez, m. 63); Munitis (Tchité, m. 17) y Smolarek. No utilizados: Coltorti, Marcano, Luis Fernández y Bolado.
Athletic: Aranzubia; Iraola, Ustaritz, Amorebieta, Koikili (Del Horno, m. 75); Orbaiz, Javi Martínez; David López (Susaeta, m..61), Garmendia (Aduriz, m. .52), Yeste; y Llorente. No utilizados: Raúl, Gabilondo, Luis Prieto, y Muñoz.
Gol: 1-0. M. 43. Tchité cabecea un libre indirecto ejecutado por Jorge López.
Arbitro: Velasco Carballo. Mostró tarjeta amarilla a Amorebieta, Ustaritz y Pinillos.
17.124 espectadores en los Campos de Sport de El Sardinero.
Un balonazo de Amorebieta lesionó a Munitis, sustituido al cuarto de hora Las ocasiones de gol vinieron casi siempre precedidas por errores defensivos
No era el único culpable. En la segunda mitad, Aduriz (que había sustituido a David López), malgastó otros dos mano a mano con Toño, uno tirando contra su cuerpo, otro contra el poste.
El Racing sólo exculpó sus limitaciones ante el gol, en una acción a balón parado. Un saque de falta, lateral, de Jorge López que cabeceó Tchité, mientras cuatro jugadores del Athletic rodeaban a un racinguista en el primer palo. Tchité estaba detrás y marcó. Pero Tchité, como Smolarek, también anotó sus ocasiones perdidas. El autor del gol erró tres enfrentamientos con Aranzubia, lo que convierte el gol final de la victoria en una anécdota importante para el Racing.
Fiel a su costumbre como visitante, el Athletic dominó la primera mitad. Para conseguir nada, por sus errores personales, pero dominó. El Racing defendía con muchos apuros y su medio campo era presa fácil para la tenacidad de Orbaiz y Javi Martínez, y la salida briosa de Yeste, que durante 20 minutos recordó sus mejores años. Para colmo, el Racing perdía a los 17 minutos su bandera: un despeje potentísimo de Amorebieta dio en la muñeca de Munitis, que tuvo que retirarse al vestuario. El Athletic respiró porque Munitis es uno de esos futbolistas que juegue donde juegue se le atraganta. Además, tras los errores sumarísimos de Llorente, el árbitro anuló, por fuera de juego, un gol a Smolarek que pareció legal. Era la primera llegada peligrosa del Racing. La segunda fue gol. Pocos veces como ayer el Athletic fue tan generoso con el rival. Casi todas las ocasiones del Racing (incluido el gol) provinieron de regalos de la defensa: que si resbalones (de Ustaritz ante Tchité), que si cesiones al portero mal efectuadas (de Koikili, que falló Tchité), que si error de Amorebieta (que falló Tchité).
Si el congoleño (Tchité), el riojano (Llorente) y el guipuzcoano (Aduriz), hubieran afinado la puntería, aquel 5-4 de la pasada temporada no sería un resultado excepcional.
La diferencia del partido (interesante por lo alternativo, deprimente por el desacierto) es que al Athletic y al Racing les cuesta un mundo hacer un gol (16 y 18 goles en 18 partidos, respectivamente), pero con un pequeño matiz: la mayoría de los del Racing suman puntos, muchos de los del Athletic apenas valen para la estadística. Con esos argumentos, el Racing sigue en la zona europea y el equipo de Caparrós en el límite del descenso. El nuevo año no le dejó buenas noticias. Su pelea con el gol esta vez fue acompañada por los errores defensivos. Había rebajas en El Sardinero, pero se amontonaron tanto en el mostrador del área que sólo Tchité se llevó una prenda.
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