Mucho más que un portero
Casillas, de nuevo soberbio, y Robinho acaban con el Zaragoza - El Atlético golea en Riazor con otro gran gol de Agüero - El Valencia no puede con el colista y agrava su crisis - El Sevilla se lleva el 'derby' andaluz
No hay equipos más fiables que los que sostienen un portero capaz de amargar a cualquiera y un ariete preciso y puntual en su cita con el gol. Justo la radiografía de este Madrid, que una vez más encadenó una victoria aupado por su extraordinario guardameta y su depredador delantero.
Casillas paró a todo el Zaragoza durante una hora y Van Nistelrooy -en colaboración con Robinho- le ejecutó. Del fútbol se encargó el equipo de Víctor Fernández, al que de nada sirvió despachar el mejor partido de su deprimente temporada. Se topó con Casillas, que ha cambiado la historia de los porteros en los grandes equipos. Hasta Iker, lo frecuente, según el dictado del fútbol, era que los porteros que ganaban puntos se alistaran en equipos de la cola del pelotón, a los que fusilaban en cada campo. A los metas de los equipos de élite apenas se les aproximaban. Los rivales se rendían mucho antes de llegar a su área. Con Casillas no es el caso. A nadie le debe más puntos el Madrid. A nadie le rematan más y nadie responde mejor que este mostoleño al que ya entroniza Chamartín.
Durante más de una hora, el Zaragoza superó al Madrid, que evidenció de nuevo que se siente más cómodo en partidos en los que no se siente obligado a llevar la iniciativa, caso del duelo del Camp Nou, que en citas en las que debe dirigir el tránsito. Con Guti de suplente le faltó imaginación, la que mostró Robinho, desparecido hasta entonces, en los dos tantos. Volteado el Zaragoza, frustrado y desesperado, Casillas aún tuvo tiempo de evitar un par de goles en los últimos minutos. Lo que le valió dejar el césped abrazado por compañeros y felicitado por adversarios. Como los héroes.
Disparado el Madrid, con siete puntos de ventaja sobre ese Barça que para su fortuna ahora pilota Eto'o fuera de casa, el Atlético mantuvo sus constantes positivas en Riazor, donde Forlán y Agüero destrozaron al Deportivo. El gol del Kun, una deliciosa romariada, rivalizará esta jornada por el más bello con el de Valdo, que con su estupendo taconazo derrumbó al Villarreal.
El Espanyol no tiene pinta de ser efímero. El equipo tiene el aire de su técnico: tiene estilo, es atrevido y siempre mira al frente. Pocos equipos pueden presumir de alinear a Valdo, Riera, Luis García y Tamudo como receptores de un asistente tan dotado como Iván de la Peña. El Racing de sus paisanos, que derrotó al Athletic en el Sardinero, no tiene el mismo cesto, pero Marcelino le ha dado vuelo y, por ahora, no se baja de los puestos europeos. Toda una hazaña cuando a la primera vuelta le queda una jornada.
Quien no levanta el vuelo es el Valencia, sumido en plena catarsis, incapaz de vencer al colista Levante. El club ha girado bruscamente de rumbo y la entidad, que tiene apego a las convulsiones, se ha volcanizado. Hoy es un avispero, sin presente -con Koeman ha ganado uno de siete partidos ligueros-, con un incierto futuro y una hinchada hastiada. Ayer, al técnico holandés hasta le zarandearon el coche en Mestalla.
A un punto del Valencia circula el Sevilla, vencedor por ko del derby andaluz ante un Betis al que le saltó las costuras. Recuperado de los sustos del inicio de temporada, el cuadro de Jiménez vuelve a tener hambre. Y el miércoles espera al Barça en la Copa mientras la Liga ve escapar a varios de sus mejores jugadores hacia la Copa de África.
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