Basile borra al Madrid

Gianluca Basile desfiguró al Real Madrid en uno de los clásicos más desiguales de los últimos tiempos. Fue cantar y coser para el Barcelona, que se sintió a gusto como no se le recordaba, suelto en ataque, agresivo en defensa y con muchos reflejos para no desenchufarse en los momentos puntuales. El duelo quedó visto para sentencia antes de que finalizara el tercer cuarto, cuando la distancia entre unos y otros era sideral: 22 puntos. El Madrid quedó desfigurado, dejado de la mano de hombres tan importantes como Bullock, Raúl López, Hervelle o Papadopoulos, y delatado por unos porcentajes de tiro inferiores al 35%, una miseria. Si llegaba como líder en solitario, ahora lo comparte con el DKV Joventut, el Barça y el Iurbentia Bilbao.

Dusko Ivanovic mantiene que al Madrid se le gana jugando a todo trapo desde el minuto uno. Eso evita que el Barça se haga el remolón, y obliga a Joan Plaza a rebuscar en la chistera sin un punto de tregua. La tesis se asienta sobre la premisa de que al Madrid le gusta controlar el ritmo, seleccionar con calma sus tiros y correr sólo si ello no implica un exceso de desajustes en su entramado. Prefiere mover la bola hasta que Felipe Reyes acuchilla la defensa rival, o triangular hasta dar con el jugador en mejores condiciones para clavarla. Pero no fue la noche de los tiradores madridistas. No les entraron los triples a Pelekanos, Hervelle, Bullock y compañía. Por ahí empezó a ganarle la partida el Barcelona.

Lakovic espoleó la cabalgada, Basile le hizo sacar el hígado a Bullock en su intento de defenderle y Trias y Grimau avivaron, si cabe, el trasiego. El Barça fue mejor en la transición, robó más balones y se desenvolvió con soltura en ataque, como muy pocas veces esta temporada. El Barça logró sacar del partido a Bullock y hacer anecdótica la aportación de Papadopoulos y Tunçeri, y se fue al descanso con 13 puntos de renta. No fueron más porque Felipe Reyes perseveró.

Y el Madrid se reenganchó al partido. El Barça no dio una a derechas en el inicio del tercer cuarto. Tras la primera acción defensiva de su equipo, Ivanovic envió a Lakovic al banquillo y tres minutos después también a Acker que completó su horrorosa actuación. El Madrid le endosó un 6-0 al Barça y bajó de la barrera de los diez puntos de desventaja (42-35).

Pero Basile volvió a la carga. No pudieron con él ni Tunçeri ni Smith ni bicho viviente que se le pusiera por delante. El italiano es un jugador atípico, escurridizo, de lanzamiento imprevisible. Cuando está en vena es imparable. Así que Basile tiró de los suyos entonces (52-35) y también cuando volvió a encasquillarse su equipo ante la defensa en zona del Madrid (52-41). A partir de ahí, coser y cantar para el Barça y cum laude para el artista de Ruvo di Puglia en un clásico que llevó su firma.