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Crónica:LA CRÓNICA | OPINIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

El PSOE y sus mensajes

Soledad Gallego-Díaz

Según se aproxima la apertura oficial de la campaña electoral, más inquietud existe en las filas socialistas ante la falta de definición de las líneas maestras del mensaje del PSOE. Muchos dirigentes provinciales tienen dudas sobre los ejes, dos o tres ideas, sobre las que deberán concentrarse todos sus movimientos electorales a partir de una determinada fecha. La esperanza es que a la vuelta de las vacaciones de Navidad ya esté más claro si las instrucciones son ir a por la movilización del voto de izquierda o si se trata de deslizarse hacia el centro, a la búsqueda del voto no decidido. "Ahora nos movemos en una cierta incertidumbre", reconoce un dirigente regional, que se confiesa algo despistado. "Unos días mandamos mensajes de centro, como bajar los impuestos, suprimir el de patrimonio, y otros nos lanzamos hacia el volátil voto de jóvenes que quizá no hayan decidido todavía ir a votar, pero que si lo hacen será, sin duda, por nosotros".

Algunos dirigentes buscan más definición electoral: ¿vamos a por el centro o a por el voto volátil de izquierda?
La sensación más extendida es que todo dependerá de las decisiones que Zapatero tome en cada momento

La sensación más extendida es que todo dependerá de las decisiones y análisis del propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en cada momento. Su peso, su popularidad y su propia confianza van a ser decisivos en la campaña que empezará prácticamente en enero. De hecho, ya ha tenido varias intervenciones que no tienen mucho que ver con los planes del equipo electoral: por ejemplo, anunciar la supresión del impuesto sobre el patrimonio, cuando el grupo que dirige Jesús Caldera estaba preparando una remodelación a fondo de ese impuesto, pero no su eliminación completa, o la negativa a incluir en el programa de 2008 la reforma de la ley del aborto, cuando nadie en ese equipo se había planteado quitar de la oferta electoral la ley de plazos.

Entre los dirigentes autonómicos nadie parece estar muy seguro sobre quiénes son los personajes que ejercen más influencia sobre el presidente del Gobierno, o, dicho de otra manera, cuáles son los canales que utiliza el presidente para formar sus opiniones. De lo único que parecen estar todos convencidos es de que a José Luis Rodríguez Zapatero le gusta mucho esa idea de independencia y de que no le importa que los responsables del partido se muevan en esa pequeña incertidumbre. "Desde luego, no es él quien está pendiente del programa, sino quienes elaboran el programa los que están pendientes de él", bromea uno de los diputados que integran esos equipos electorales de partido.

El problema, opina un dirigente autonómico socialista, es que todo el aparato del partido está pendiente de él, para sintonizar plenamente y entonar la misma melodía, pero no todos perciben lo mismo, todo el tiempo. Unos tienen la sensación de que el presidente del Gobierno se mueve hacia el centro, y otros, que está empeñado en recuperar el voto de izquierda joven. Rodríguez Zapatero se mueve muy cómodo en los dos planos, sin dejar clara su propia opción y mezclando mensajes; pero algunos de sus seguidores, que no tienen la misma habilidad, se muestran en ocasiones demasiado desconcertados o incómodos a la hora de interpretar esos movimientos. "Tenemos el riesgo de recibir un mensaje determinado del partido y luego enterarnos, en un mitin del presidente, de un mensaje algo matizado o, directamente, distinto", se preocupa el mismo dirigente. Jugar en los dos planos al mismo tiempo, añade, puede terminar por desconcertar más que por ir sumando a unos y a otros. Unir cosas que suenan muy distintas y que en algunos casos no cuadran con el discurso que se ha mantenido hasta ahora puede tener más riesgos de los que parece, porque al final ni uno ni otro se sientan de verdad representados. Especialmente si todo el mundo no tiene la misma habilidad, ni la misma personalidad de hiperliderazgo, que Rodríguez Zapatero.

Los políticos socialistas son unánimes a la hora de predecir su victoria en marzo, especialmente animados por las noticias que transmite el secretario de Organización, José Blanco, en el sentido de que los sondeos no reflejan ningún coste electoral real en Cataluña, en general, ni en Barcelona, en particular. Nada de esto impide, sin embargo, que algunos de esos dirigentes del PSOE se pregunten qué ha pasado para que a estas alturas la mayoría de los sondeos a nivel nacional no les atribuyan una ventaja más sustancial.

Para todos ellos, el balance de la legislatura ha sido muy positivo tanto en el plano económico como en el social, y se preocupan porque las encuestas no reflejan suficientemente el gran escalón que, a su juicio, existe entre las políticas del PSOE y del PP y, desde luego, entre la popularidad y la valoración de sus principales dirigentes. Si el margen final de victoria no reflejara ese análisis y la separación en votos no fuera sustancial, muchos de ellos reclamarían una revisión más afinada de lo ocurrido en la primera legislatura.

De momento, la mayoría de los socialistas deposita grandes esperanzas en los debates televisados que se van a producir entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, y que suponen recobrar una gran tradición democrática. Muy pocos dudan de la capacidad mediática del presidente del Gobierno ni del interés que pondrá en preparar su comparecencia y en contactar con los ciudadanos.

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