Stéphane Mosès, filósofo
Descubrió su identidad judía y la ejerció sobre la alemana
Stéphane Mosès nació en Berlín en 1931. Su familia era de gente muy cultivada -se carteaba con Thomas Mann-, rica y de izquierdas -el pensador socialista Eduard Bernstein era un familiar-. Se consideraban alemanes de pura cepa. Con la llegada al poder de Hitler descubrirán que no eran alemanes, sino judíos. En 1937 se instalan en París y, poco tiempo después, en Marruecos, entonces bajo protectorado francés. Esa opción africana les salvará la vida pues los nazis nunca organizarán la persecución y exterminio judío en Marruecos y la Francia de Vichy pronto perdió el control efectivo del territorio.
En 1954 Stéphane Mosès termina sus estudios en París. Es un gran especialista en lengua y cultura alemanas al tiempo que un joven filósofo francés que da clases en la Sorbona en 1961. Otro filósofo, Emmanuel Lévinas, le descubre, a través de dos artículos, la obra de Franz Rosenzweig y, a través de éste, se interesa por la de otros dos pensadores alemanes entonces muy mal conocidos: Martin Buber y Hermann Cohen. Los tres son judíos. Como Mosès que, tras años y generaciones de "asimilación", cree llegado el momento de la "disimilación", es decir, de que la identidad judía pese más que la alemana o la francesa, un retorno lógico y respetuoso a unos orígenes por los que tantos millones de personas han sido exterminadas.
De alguna manera Mosès se apasiona por esos autores que, años más tarde, Pierre Bouretz definirá como "Testimonios del futuro", es decir, por una tradición mesiánica, profética, y la descubre en los tres autores citados pero también en Ernst Bloch, en Walter Benjamín, en Leo Strauss, Gershom Scholem o en los también citados Rosenzweig y Lévinas. De ese interés y de la reflexión subsiguiente nace L'Ange de l'Histoire, publicado en 1992. Y si fue ese "ángel trágico", la realidad trágica del siglo XX la que le empujó a la "disimilación", esa misma realidad antes le hizo dar otro paso adelante: la guerra de los Seis Días determina que él, su esposa -la pintora Liliana Klapisch- y sus hijos se trasladen a Jerusalén y en su universidad, organiza el primer departamento de estudios germánicos y un instituto de estudios judeo-alemanes. El círculo se cierra.
En 1977 Mosès se jubila y París vuelve a ser la ciudad escogida. Deja escritos análisis sobre la obra de Rosenzweig y un texto fundamental que resume su trayectoria vital -Système et révélation-, a mitad de camino entre distintas tradiciones, siempre en busca de una reconciliación que puede exigir separarse, alejarse para poder reconocer la propia identidad y la del otro. En 2004 la Universidad de Tubingen le nombró doctor honoris causa. En 2006 publica Exégèse d'une légende, dedicado a estudiar la obra de Kafka. Mosès murió en París, el 1 de diciembre.
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