Revolución sobre ruedas 'made in Taiwan'
El modelo de Giant se convierte en la tabla de salvación para la industria de la bicicleta
Hace 10 años, la aparición en el pelotón ciclista profesional de los primeros cuadros sloping de Giant -heredados del mountain bike, los sloping son los cuadros en los que la barra horizontal no está en ángulo recto con la vertical como en las bicicletas tradicionales- made in Taiwan y en tres tallas despertó más conmiseración que admiración. Los pioneros que las utilizaron, los del equipo ONCE, sufrieron de la incomprensión de unos compañeros que voceaban las ventajas de la alta cultura ciclista, de las bicis de marcas italianas de pequeñas empresas familiares hechas a medida.
Del prejuicio se ha pasado a la imitación. Hoy, no hay fabricante que no imite a Giant, sus cuadros de fibra de carbono, sus innovaciones. Los ciclistas ya no mueven bicis a medida: tres tallas de cuadro sobre el que se sube o baja el sillín y el manillar, dependiendo del tamaño del corredor.
Giant construye 5,5 millones de bicicletas al año, lo que generó unas ventas de 1.000 millones de dólares en el pasado ejercicio
Tony Lo está acostumbrado a guiarse por sus intuiciones, llevar la contraria al sentido común establecido y a salirse con la suya
Las reglas cambian
"Giant no ha tenido miedo de innovar y de cambiar las reglas", explica Tony Lo, consejero delegado del mayor fabricante mundial de bicicletas. "Hemos hecho muchos avances en el mundo de las bicicletas de carreras, fuimos los inventores del concepto compact, con la barra sloping, y la reducción a tres de las 10 tallas tradicionales... Nos ha llevado muchos años mejorar nuestros productos y nuestra tecnología. Hemos aprendido de los productores en masa, pero también de las pequeñas compañías amigas de Italia o Estados Unidos, fabricantes artesanos, muy buenos". En sus ocho fábricas -dos en Taiwan, cinco en China continental y una en Holanda-, Giant, fundada en Taiwan en 1972, construye 5,5 millones de bicicletas al año, lo que generó en 2006 unas ventas de 1.000 millones de dólares en números redondos. El 70% de las bicicletas fabricadas llega al mercado con marca Giant y el 30% con pegatinas de otras marcas. Una tercera parte de la producción se destina al mercado asiático, otro tercio a Europa y otro tanto a Estados Unidos.
Giant es capaz de producir las mejores bicicletas para profesionales al mismo tiempo que millones de bicis baratas para los trabajadores asiáticos. "Técnicamente teníamos las respuestas para cualquier desafío que se nos presentara", dice Lo, que ahora equipa al conjunto alemán T-Mobile. "Pero necesitábamos clientes exigentes que nos hicieran las preguntas, que nos dijeran por dónde teníamos que ir. Por eso nos vino muy bien el feed back de la ONCE y ahora del T-Mobile, equipo en el que seguirá pese a que la telefónica alemana ha retirado el patrocinio. Hacemos pruebas con nuestras bicicletas en Europa, Canadá, EE UU... Y lo que hacemos en Taiwan también es muy interesante. Yo me pregunté si seríamos capaces de hacer cosas similares a los europeos, pero de una forma más eficiente, y esto se ha hecho realidad en Taiwan, donde hacemos productos de gran calidad sin olvidar el crecimiento de la empresa".
Cuando la industria mundial agonizaba, a principios de los ochenta, la revolución del mountain bike supuso un maná, un boom económico, que, sin embargo, también ha llegado al agotamiento. Una nueva crisis sacudió el mercado a comienzos del siglo XXI, cuando se mostró incapaz de absorber los aumentos de producción. También Giant se vio afectada, pero una nueva revolución ya empieza a asomar, un cambio cultural y de costumbres que volverá a animar el consumo: la revolución de la bicicleta urbana. En París, en Londres, en Barcelona, en las grandes capitales europeas donde los ayuntamientos han creado sistemas de alquiler barato y por horas y de intercambio de bicicletas, paralelo a la creació de carriles específicos en las calles, la bicicleta gana día a día usuarios. Es la última moda.
Nueva conciencia
"Los gobiernos municipales han tomado conciencia por el cambio medioambiental", dice Lo, quien no esconde que intenta hacer lobby en las ciudades que visita para que los alcaldes alienten el uso de la bicicleta. "Y el mercado está creciendo. Calculamos que en los próximos años, y sólo en Europa, se venderán entre cinco y ocho millones de bicicletas urbanas. Es un nuevo concepto. Bicis muy bonitas, de gran diseño, pero que no son de carretera ni de montaña. Es una tendencia global, que se da también en Japón y en las grandes ciudades del mundo. Antes estas bicicletas eran baratas, de 100 euros o así, pero la gente quiere productos de más calidad. Y esto es bueno para la industria, para los fabricantes y para la sociedad. La nueva bicicleta que hemos creado, la City Storm
[una joya diseñada por el inglés Michael Young que se venderá por unos 1.000 euros] va dirigida a esa clientela".
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