Con Raúl no puede ni la mejor defensa

Diez minutos iniciales de inspiración ante el equipo más seguro de la Liga le bastaron al Madrid para maquillar su patinazo de hace cuatro días en Bremen. Dos dianas en un vertiginoso arranque y poco más hizo el equipo de Schuster, dominado en muchas fases por el Racing, que estuvo despojado de su principal seña de identidad, su armadura defensiva y pagó un despiste general tras una falta ofensiva favorable.

Por encima de los problemas se elevó Raúl, decisivo al principio y al final

Un vertiginoso arranque y poco más hizo el Madrid, casi siempre dominado

El Racing jamás se achicó, pero es un equipo de fogueo, sin pegada

El ataque no etiqueta precisamente al equipo cántabro, al que de nada sirvió manejar el partido con cierta soltura. Enfrente, el Real Madrid apenas expuso otro dictado que el del mejor Raúl. El equipo se dejó ir con el viento a favor y, de nuevo, evidenció que le falta peso en el centro del campo. Por encima de todos los problemas se elevó Raúl, decisivo en el arranque y en el último tramo. El capitán no tiene caducidad, por mucho que se le haya cuestionado en las últimas temporadas.

Raúl siempre vuelve y anoche se acostó como máximo goleador español del campeonato -ocho tantos-, empatado con el argentino Messi y el brasileño Luis Fabiano, y ya registra 195 en Liga, a 56 de Zarra, el pichichi histórico por excelencia. Físicamente se encuentra en plenitud y, bien apadrinado por Schuster, ha acentuado un optimismo que nunca le ha faltado. Vive en éxtasis y marca incluso de falta, imponiendo su jerarquía sobre Sneijder, un especialista al que no concedió los galones en el tercer tanto de los blancos. Sólo una vez había anotado así: frente al Celta, en Chamartín, en la temporada 1999-2000.

Schuster tenía no menos de media docena de futbolistas a los que condenar por la derrota del pasado miércoles en Alemania, pero tiró los dados y salió Gago. En su lugar rescató a Baptista, que llevaba la temporada de viaje de la tribuna al banquillo y viceversa. El brasileño resultó inopinadamente decisivo en los dos goles de la apertura. No es alguien que haya hecho carrera por su sutileza en el pase, pero ante el Racing se iluminó en los dos primeros goles. Después no hubo noticias de Baptista, tan evaporado como Sneijder, por enésima vez fuera de foco, ausente, del todo intrascendente salvo en la jugada que derivó en el segundo tanto local.

Sin el holandés, y con Guti sancionado, el Madrid no tuvo la partitura necesaria para gobernar el juego. Con Diarra, limitado y sin ayudas, tampoco pudo levantar un dique por delante de su defensa. El Racing no tuvo problemas en llegar a la sala de espera de Casillas, pero es un equipo de fogueo, sin pegada.

La falta de centrocampistas naturales en la plantilla se ha convertido en un problema para Schuster, que gira y gira la noria sin dar con la tecla. Gago y Diarra suman uno, Sneijder aún está en tránsito y a Guti, por primera vez en mucho tiempo titular con mayúsculas, la temporada puede suponerle una sobrecarga.

En el cesto no hay más. Schuster mantiene su idea de reducir a tres la nómina de medios, en buena medida porque Robinho, Raúl y Van Nistelrooy cotizan como nadie. El riesgo es que el equipo, sin sostén central, se parte por el eje, se alarga, convierte los encuentros en un tiro al aire y la exigencia física se multiplica. El técnico alemán ya no rota como al principio de curso y algunos jugadores les falta oxígeno. Es el caso de Robinho y Marcelo, e incluso de Sergio Ramos, el mejor maratoniano de la plantilla, al que su peaje por la banda derecha comienza a pasarle factura.

Con poca frescura, el Madrid aceptó el cuerpo a cuerpo con el Racing, que jamás se achicó, ni siquiera cuando recibió los dos azotes iniciales, y, de nuevo, salió victorioso con su puntería. El trío atacante tiene dinamita y golpe a golpe lo frecuente es que el Madrid salga triunfador. Al menos en aventuras de dificultad media. Cuando la temporada exija otro vuelo el equipo necesitará mayor dominio del juego. Mientras tanto, siempre le quedará Raúl, contra el que no hay antídoto defensivo. Ni anímico: tras sus dos tanto terminó la noche como centrocampista, en pleno tajo final. Raúl, siempre Raúl.

Real Madrid 3 - Racing 1