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Reportaje:FUERA DE RUTA

Un Caribe a la francesa

Guadalupe, un cálido enclave antillano bautizado por Colón

Colón desembarcó en la isla el 4 de noviembre de 1493. Y la puso bajo el amparo de la Virgen de Guadalupe por una promesa hecha en el monasterio extremeño. El lugar donde pisó por primera vez se llama Sainte-Marie, y una estatua recuerda ahí al navegante.

La mayor de las Pequeñas Antillas tiene la forma de una mariposa con las alas desplegadas. Y los indios caribes la llamaban Karukera, isla de aguas hermosas. En realidad se trata de dos islas separadas por un brazo de mar que no supera los 100 metros de ancho y que unen dos puentes. La Grande Terre (585 kilómetros cuadrados) es de formación calcárea con suaves desniveles y campos de caña de azúcar, mientras que la Basse Terre (850 kilómetros cuadrados) es volcánica, montañosa y boscosa: una carretera la rodea entre bahías de aguas tranquilas y casas con hibiscos y buganvillas.

GRANDE TERRE

La Grande Terre concentra los hoteles: entre Gosier y Saint-François se extiende una pequeña Riviera tropical. En Sainte-Anne, las playas de arenas y aguas claras están protegidas por una barrera de coral, y la carretera de Saint-François termina en la punta de los Castillos: ahí el paisaje agreste evoca a Galicia o Bretaña, con olas que golpean los acantilados y regueros de espuma.

Entre Petit Canal y Port-Louis pueden verse pequeños templos hindúes con banderas que ondean sobre las construcciones. Tras la abolición de la esclavitud, la falta de mano de obra en las plantaciones se suplió con el desembarco de unos 40.000 inmigrantes de la India. Después de Port Louis, junto a la playa del Souffleur, hay un cementerio con sencillos túmulos escarbados en la arena y rodeados de caracolas que guardan el reposo de los más pobres. Los camposantos en la Guadeloupe no se asocian a la tristeza: la víspera del 1 de noviembre se llenan de familias que acuden con velas a festejar a sus fallecidos.

En la encrucijada de calles comerciales del centro de Pointe-à-Pitre, la capital, se conservan casas tradicionales con sus balcones de hierro forjado. El Museo Saint-John Perse, en una construcción metálica al estilo de la vieja Nueva Orleans, está dedicado al poeta premio Nobel de Literatura. Y en el mercado de San Antonio, mujeres con el pañuelo de madrás anudado en la cabeza, enaguas bordadas y los puños desafiantes en la cintura, venden frutas tropicales, especias y rones macerados.

BASSE TERRE

El ala izquierda de la mariposa antillana es la Basse Terre. Su espina dorsal, de norte a sur, la constituye una cadena montañosa desde la que los riachuelos bajan hasta el mar. Del pueblo de Sainte-Rose, donde los pelícanos aguardan pacientes las sobras de los pescadores, al de Deshaies -probablemente el más bonito de toda la Guadeloupe- se van sucediendo las playas: Clugny, La Perle, Grande Anse... Más al sur, los submarinistas se zambullen en la reserva marina en la que el comandante Cousteau filmó algunos de sus documentales. Una única carretera cruza la Basse Terre de este a oeste: la Route de la Traversée discurre entre la vegetación exuberante del parque nacional -18.000 hectáreas de bosque denso y húmedo-, cuya mascota es el mapache.

Aquí se encuentra el pico más alto de las Pequeñas Antillas: 1.467 metros. Es el volcán de La Soufrière, vigilado muy de cerca por una tupida red de estaciones geofísicas. La cima, que se esconde entre las nubes casi todos los días del año, no es un inmenso cráter y sí un paisaje lunar barrido por el viento y tremendamente húmedo. La ascensión de hora y media desde el aparcamiento de Les Bains Jaunes -con una alberca de agua sulfurosa en la que darse un relajante baño al bajar- no entraña excesivas dificultades, pero conviene llevar buen calzado, un jersey y ropa impermeable.

Muy cerca de las palmeras reales de la Allée Dumanoir se inicia la estrecha carretera que lleva a las Chutes du Carbet, tres cascadas de 125, 110 y 20 metros. Desde el aparcamiento hay que caminar unos 20 minutos por el bosque para alcanzar la segunda, la más espectacular.

Alrededor del 80% de la población (338.000 habitantes) es negra o mestiza en esta isla -políticamente, un departamento de ultramar de Francia- que poblaron campesinos normandos, pescadores bretones y esclavos africanos. En su novela El siglo de las luces, Alejo Carpentier dibuja la figura de Victor Hugues, el implacable comisario de la Convención que trajo las ideas de la Revolución Francesa y el terror de la guillotina. La esclavitud se abolió en 1794, pero en 1802 la restableció Napoleón -se dice que influenciado por su esposa, Josefina, antillana ella e hija de propietarios de tierras- y perduró hasta el 27 de abril de 1848. Ese día, 87.000 esclavos se convertían en ciudadanos de la República Francesa.

El créol o kréyol es la lengua de comunicación creada en el siglo XVII a partir del idioma de los colonos y de aquellos que hablaban los esclavos. Hay asociaciones en la Guadeloupe (o Gwada, en créol) que luchan porque no desaparezca y que cultivan el léwoz, reunión festiva alrededor del ka -un tambor-. El ron forma parte de la cultura local: el primero del día se conoce como décollage (despegue), y el popular ti-punch consiste en una generosa dosis de ron blanco con un chorrito de jarabe de azúcar y una rodaja de limón verde. En la Guadeloupe, el tiempo se estira. Inútil correr. Si alguien llega a su cita con dos horas de retraso lo hará sin inmutarse. Algo le surgió entre medias. Estamos en el Caribe.

GUÍA PRÁCTICA

Cómo ir- Air France, Air Caraïbe (www.aircaraibes.com) y Corsair (www.corsair.fr) vuelan diariamente entre París y el aeropuerto de Pointe-à-Pître, en Guadalupe.- Air France (www.airfrance.es), ida y vuelta desde Madrid, con escala en París, 1.020 euros, tasas y gastos incluidos.Información- Oficina de turismo de Guadalupe (www.lesilesdeguadeloupe.com).- Anuario de turismo y transportes (www.guadeloupe-fr.com).- Más sobre alojamientos, coches de alquiler, restaurantes, playas... www.antilles-info-tourisme.com/guadeloupe.- www.guadeloupe-antilles.com.- www.webcaraibes.com/guadeloupe.

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