Rijkaard no desmiente a Edmilson

Las aguas siguen bajando turbias en el Barça. No hay día ni semana que un escándalo no salpique la vida de un club que parece deslizarse en un tobogán sin fin desde que hace sólo año y medio se coronó campeón de Europa en París. El técnico Frank Rijkaard no desmintió a Edmilson, el mediocentro brasileño, que el miércoles denunció la falta de profesionalidad de algunos de sus compañeros. "No digo que no tenga razón. Solamente hablo de la forma: son cosas que deben hablarse dentro del vestuario", reconoció el entrenador. Rijkaard dijo no sentirse cuestionado en el cargo, pero horas después el presidente Joan Laporta anunció en París el inminente nombramiento de un vicepresidente deportivo que proyecta sombras sobre la labor del propio entrenador y sobre la del actual director del área, Txiki Begiristain.

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Rijkaard mide siempre al milímetro sus palabras. Y ayer buscó una reacción y una reflexión de su plantilla al no descalificar el demoledor discurso de Edmilson quien, entre otras cosas, dijo: "Los jugadores tenemos dinero, éxito, mujeres, fama, cosas fáciles y los verdaderos valores se van apartando y dejando nuestra profesión en segundo plano. Hay quien piensa: 'Voy a entrenarme rápido porque tengo un viaje por publicidad".

El mensaje del brasileño enlaza con la reflexión que hizo hace sólo dos semanas Puyol tras perder en Getafe. El capitán denunció la poca solidaridad de algunos de sus compañeros con esta frase lapidaria: "Nos quejamos de que la gente habla del año pasado y nosotros con este fútbol se lo recordamos cada día". El debate está candente y ayer Rijkaard quiso aprovechar el incidente para estimular a su equipo: "Hoy hemos vuelto a hablar del tema. Nos hemos reunido todos, incluidos los entrenadores. Estábamos esperando a Ronaldinho, que acababa de llegar. Pero somos una familia: el vestuario ha abrazado a Edmilson y se han perdonado". Incluso le lanzó un cable por haber utilizado, según Rijkaard, la expresión oveja negra cuando se referió a algunos compañeros. Según el holandés, le vino la idea por una valla publicitaria del estadio con esas palabras que dan nombre a un conocido bar de Barcelona.

Consciente de que el equipo juega hoy en el Camp Nou, ante una afición cada vez más hastiada, Rijkaard confió en la respuesta del Barça ante el Recreativo: "El equipo ha reaccionado bien. Es el momento de dar la cara. Tenemos una gran prueba. Hay que ser valientes. Podemos hacer una gran temporada". Pero la primera prueba la tiene hoy con Ronaldinho. Antes de jugar la Copa, Rijkaard avisó a sus estrellas (el Gaucho y Messi están en el punto de mira) de que no haría más concesiones. Y si hace un año era un sacrilegio que el brasileño fuera sustituido, ahora se debate su suplencia. Puede producirse hoy. "Ya veremos", dijo Rijkaard. "Debo escoger a 11 jugadores y lo importante es fijarse en quiénes están en el campo. Cuando alguien es suplente es por una cuestión de descanso, de forma o para prepararse de cara al próximo encuentro".

Sin perder la pausa ni su proverbial ironía, Rijkaard dijo que necesitaría "horas" para describir su estado anímico, que acabó sintetizando así: "Estoy feliz.Trabajar aquí es un regalo. No estoy preocupado: lo estoy más cuando recibimos muchos elogios porque me dan vergüenza. No diré lo que hemos tratado en el vestuario porque habría otro Caso Edmilson pero tengo mucha confianza en el equipo. No es momento de palabras".

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