Lakovic borda el clásico

El Real Madrid le sentó a las mil maravillas al Barcelona. Sucede a veces. Un rival de copete revitaliza. Los azulgrana lo necesitaban. Era el primer clásico sin Navarro, el primero después de un arranque de temporada en el que buena parte del público del Palau había desertado. El riesgo era evidente. El duelo no era tan exigente para el Madrid. Todavía queda mucha tela que cortar.

Joan Plaza se temió lo peor, un exceso de juego ñoño de los suyos. Ordenó una defensa presionante y las tres primeras faltas cayeron sobre sus jugadores como si estuvieran trajinando en los minutos finales. En cambio, alineó al joven Llull en el equipo inicial. La cuestión es que el Barcelona barrió. Lakovic se comió a los bases del Madrid.

El partido se rompió (22-7 y 34-15). El Barcelona jugó muy abierto y sus pívots lo agradecieron llegando en carrera a la canasta, al igual que Basile, que penetró bien por los costados, especialmente cuando el Madrid empezó a utilizar la defensa en zona.

Tras el descanso, todo cambió. Raúl López arrebató las riendas del ritmo de juego a Lakovic. El Barcelona no se enteró durante el tercer cuarto. El Madrid jugó al límite de la posesión, certero siempre, tirado por un Felipe Reyes sensacional. Su defensa zonal acabó de atragantársele al Barça. Recortó su desventaja hasta poner un pie en el cuello del riva cuando, ya en el último cuarto, se adelantó (56-59).

Pero, cuando más presionado estaba el Barcelona, cuando su balance de triples invitaba al pesimismo (1 de 13), salió a relucir el descaro y el acierto de Lakovic. Clavó dos triples y el Madrid se vino abajo.