El Valladolid ya gana en casa
El Valladolid, harto de conseguir menos de lo que su fútbol merece, consiguió la primera victoria de esta temporada en Zorrilla. Para ello tuvo que tener enfrente al Levante, un equipo con pinta de descendido. Con todo, tuvo que sufrir para ponerse por delante porque no termina de sumar la eficacia a su capacidad para jugar bien y mandar con fluidez.
La sensación de que, por fin, el Valladolid iba a tener una tarde facilona desembocó en un inicio trepidante, casi lleno de urgencias. Muy pronto el choque se convirtió en un monólogo porque el aire italianísimo que Biasi ha dado al Levante no permite otra cosa sobre el campo. Sus once jugadores se encerraron en 20 metros, todos por detrás del cuero. Pero ni eso hizo bien. Así, permitió que las bandas del Valladolid colocasen una ocasión detrás de otra. Pero al Valladolid le está costando mucho quitarse de encima la fama de pardillo y terminó contagiado de la falta de intensidad del Levante. El plan de Mendilibar acabó perdiéndose por el camino.
VALLADOLID 1 - LEVANTE 0
Valladolid: Alberto; Pedro López, García Calvo, Rafa, Marcos; Kome (Sisi, m. 57), Álvaro Rubio, Vivar Dorado, Sesma (Oscar Sánchez, m. 83); Víctor y Llorente (Ogbeche, m. 71).
Levante: Storari; Descarga, Cirillo, Serrano, Rubiales; Juanma (Geijo, m. 73'), Tommasi (Miguel Ángel, m. 83), Javi Fuego, Riga; Savio (Saúl, m. 73') y Riganó.
Gol: 1.-0. M. 63. Sesma recoge un rechace en el área pequeña y de volea, a la media vuelta, bate a Storari.
Árbitro: Onatanaya López. Amonestó a Rafa, Ogbeche y Riganó
Unos 15.000 espectadores en Zorrilla.
El Levante comenzó a crecer porque su mediocridad no había encontrado castigo y regresó del descanso con el ánimo cambiado. Biasi deshizo la montonera que era su defensa, colocó más futbolistas tras la línea central y Savio y Riganó comenzaron a provocar los primeros agobios. El partido, que había entrado en vía muerta, requería velocidad y Mendilibar buscó el remedio en la banda derecha, en la primera mitad un chollo. Colocó a Sisi en la zona y todo cambió tanto que en cinco minutos llegó el gol de Sesma, que con una volea soberbia mandó el cuero a la red y al Levante a la lona.
No sirvió de nada que Biasi, por vez primera, tomase riesgos, descabezase su defensa, colocase a cuatro delanteros. Los suyos llevaban una hora detrás de la pelota y el fuelle no les dio para más.
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