La FIA cita a Renault por un supuesto espionaje a McLaren
Un ex ingeniero, en el centro de la trama que condiciona el fichaje de Alonso
Un nuevo caso de espionaje vuelve a sacudir la fórmula 1. Tras el virulento asunto entre McLaren Mercedes y Ferrari, que concluyó en septiembre con la descalificación de la escudería británica del Campeonato del Mundo de constructores y una multa de 72 millones de euros, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) citó ayer a los representantes de Renault a declarar el próximo 6 de diciembre en Montecarlo, antes de la reunión del Consejo Mundial.
El caso es también de espionaje. Aunque las coordenadas son distintas de las que desataron la batalla entre McLaren y Ferrari. La FIA acusa a Renault de poseer documentación confidencial concerniente a McLaren entre septiembre de 2006 y octubre de 2007. Según la FIA, esta información no se limitaba al diseño y a las dimensiones de los monoplazas de McLaren, sino que incluía también detalles de los sistemas de combustible, de cambio, de refrigeración del aceite, del control hidráulico y del sistema de suspensión.
La gran diferencia entre los dos affaires de espionaje es que todos estos documentos llegaron a Renault de forma diferente. No hubo un espía que desvelara información secreta y pasara un dossier de 780 páginas como hizo Nigel Stepney, empleado de Ferrari, a Mike Coughlan, jefe de diseño de McLaren. Esta vez, la información llegó a Renault cuando Flavio Briatore fichó al ingeniero Phil McKereth, procedente de McLaren, en septiembre de 2006.
McKereth se incorporó a Renault sin documentos, pero con varios discos compactos bajo el brazo. Teóricamente, nadie en Renault lo sabía. ¿Tenía información trascendente y la usó? Es lo que la FIA pretende saber. Cuando un ingeniero deja un equipo para incorporarse a otro se lleva consigo un caudal de conocimientos que constituyen su principal valor de mercado.
Cuando en septiembre de este año McLaren se enfrentó por segunda vez al Consejo Mundial, Ron Dennis, el patrón de la escudería británica, lanzó sospechas sobre Ferrari y Renault. Y Briatore actuó de manera inmediata: no sólo investigó en su equipo, sino que mandó a la FIA y a McLaren toda la información que tenía. Y despidió de forma fulminante a McKereth.
"Lo que ocurrió es algo que no se puede controlar y que siempre ha sucedido", comenta Briatore; "cuando estalló su caso de espionaje, McLaren tiró piedras contra nosotros. Pero nosotros hemos actuado con total transparencia y seguiremos colaborando hasta que todo se aclare".
El asunto explota justo en el momento en que Renault está negociando la incorporación de Fernando Alonso para la próxima temporada. El juicio del 6 de diciembre puede condicionarlo todo.
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