_
_
_
_
Reportaje:

Ocho maestras y un desierto

Seis de las mejores tenistas se han entrenado en España, mientras Medina, la primera española, es la número 35 del mundo

Dos leyendas y un puñado de dólares lo explican todo. Madrid reúne estos días a las ocho mejores tenistas del mundo. Seis de ellas, todas menos la rusa Anna Chakvetadze y la estadounidense Serena Williams, han pasado en algún momento de sus carreras por clubes, entrenadores y pistas de España. Seis de ellas -Maria Sharapova, Ana Ivanovic, Justine Henin, Daniela Hantuchova, Svetlana Kuznetsova y Jelena Jankovic-, han llegado al estrellato pasando por Barcelona, Mallorca o Valencia, escuchando a los entrenadores de la Academia Sánchez-Casal y cumpliendo órdenes en la Escuela Equelite. España forma a las tenistas más brillantes. Pero ninguna es española: Anabel Medina es la número 35. Sólo hay otras dos entre las 100 mejores. Dos españolas de leyenda y unos pocos dólares tienen la culpa.

"Conchita y yo pusimos el listón muy alto", justifica Sánchez Vicario

"Cuando llegué a Barcelona", cuenta Svetlana Kuznetsova, número dos, "tenía 14 años y sabía que mis padres ya no podían darme más dinero para que pudiera seguir entrenándome. No tenía patrocinadores. Era mi última oportunidad, una cuestión de ahora o nunca".

Sveta llegó a Barcelona hecha un manojo de nervios gracias a la desconfianza de sus técnicos rusos. Hoy ya ha sido campeona del Abierto de Estados Unidos. "Las chicas rusas, cuando vienen aquí, están deseando mostrar todo lo que valen", explica. "Es lo que me pasó a mí", continúa. "La gente que crece en Rusia tiene un carácter diferente debido a que el clima es más duro. Hay mucha rivalidad y eso también nos hace crecer", añade. "Las chicas en España trabajan mucho, pero los principios son distintos: en Rusia tienes menos opciones. En España, Europa y Estados Unidos hay más flexibilidad, otras oportunidades. Si el tenis no te va bien puedes hacer otras cosas. Para nosotras no hay más oportunidades. Los niños deberían saber que trabajar duro todos los días es una obligación y que así se pueden conseguir todas las metas. Nunca hay que rendirse".

¿Por qué los mismos métodos no valen para las españolas? "Es la pregunta del millón", contesta Arantxa Sánchez Vicario. "Este es un deporte lento, sacrificado y disciplinado. Conchita

y yo pusimos el listón muy alto, y cualquier cosa que hagan las chicas de ahora no es suficiente comparado con lo nuestro. Hay que trabajar desde el tenis de base", prosigue. "Lo que nosotras hicimos marcó una época inolvidable. Ganamos Copas Federación, torneos del grand slam... todavía se compara lo que hicimos con lo que hacen ellas". Y eso pesa.

Hantuchova, con aspecto de modelo, llevaba perseguida por la sombra de la anorexia y sin encontrar su juego desde 2002. Hoy es la octava del mundo. Se entrena en Barcelona, claro. "Ha ayudado mucho a mi juego", admite. "Agradezco mucho a estos chicos [Eduardo Nicolás y Ángel Jiménez, sus entrenadores] lo que han hecho por mí. Aún hay muchas cosas que puedo aprender de ellos".

Las escuelas españolas, señala Arantxa, tienen climas privilegiados. Y se han convertido, con Miami, en la nueva meca del tenis. Tenistas de todo el mundo llegan, como Henin y Sharapova, para aprender los misterios del juego sobre arcilla. Luego, se marchan. Y dejan a las españolas, competidoras más que dignas, peleándose con los fantasmas de Arantxa y Conchita.

Justine Henin saca durante el partido de ayer contra Chakvetadze.
Justine Henin saca durante el partido de ayer contra Chakvetadze.AFP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_