Competición en el piano de Babel

"Existe un único lenguaje universal y es la música". Lo dice Julio García Casas, asesor musical del Ministerio de Cultura y Caballero de las Artes y las Letras de Francia. Lo saben bien los jóvenes pianistas que desde el pasado jueves disputan, en el teatro Jofre, la XXI edición del concurso internacional de piano Cidade de Ferrol.

Son 27 jóvenes intérpretes de entre 16 y 35 años procedentes de 16 países distintos de Europa, América y sobre todo de Asia, que aporta 11 concursantes de Japón, China, Taiwan y las dos Coreas. También hay un aspirante español, gallego para más señas. Llegan desde Armenia, Georgia, Hungría, Venezuela o Rusia. Hablan una docena de idiomas y dialectos diferentes. Algunos han recorrido 90.000 kilómetros y varios metros de formularios oficiales para salvar los exigentes trámites burocráticos que les autorizan a salir de su país, para aterrizar en una esquina del Noroeste peninsular que muchos sólo conocían de oídas por este certamen.

Ante el piano, todos hablan el mismo idioma. Un lenguaje musical escrito siglos atrás en pentagramas que extraen de las partituras de Mozart, Chopin, Liszt, Tchaikovski o Ravel con igual destreza. Sus dedos ágiles vuelan sobre las 88 teclas del piano, eligiendo con precisión matemática cada nota.

En la calle, los asiáticos forman piña y curiosean por las calles del centro, de escaparate en escaparate, y reconocen que "no es fácil" conseguir el visado para entrar y salir de China y Corea del Norte. Entre risas confiesan que todavía no se han atrevido con el pulpo á feira y que suelen almorzar en un restaurante chino próximo a su hostal. Sobre el escenario se abstraen, acarician el teclado y alternan los ritmos para arrancar sonidos armónicos que componen melodías conocidas para casi todos o sólo familiares para los melómanos. Sin embargo, el camino para llegar hasta el piano ferrolano no es sencillo y exige disciplina, dedicación e incontables horas de estudio y práctica. "Hay que interiorizar la época en la que fue concebida cada composición, conocer al autor, sentirla en su contexto, formarse, estudiar y practicar muchísimo", explica Narciso Pillo, director de la banda ferrolana de música.

En el programa de las eliminatorias figuran como piezas obligatorias el Preludio y Fuga de Bach y uno de los Estudios elegir entre varios autores como Debussy, Rachmaninov o Scriabin. Para las semifinales la cosa se complica con un recital libre de casi una hora que debe incluir una de las obras de Iberia, de Isaac Albéniz. La final, el día 8, es todo un concierto con la Orquesta Filarmónica das Beiras a elegir entre nueve autores distintos sobre las tablas del remodelado teatro ferrolano.

"Son pocos los que vienen a probar, casi todos son profesionales de la competición", asegura Narciso Pillo, director de la banda de música de Ferrol. "Algunos", añade, "se pueden permitir el lujo de vivir de lo que ganan en los concursos, aquí y allá". El certamen, subvencionado por el Ayuntamiento y la Xunta, reparte premios de 10.000, 6.000 y 3.600 euros para los tres primeros clasificados y una ayuda de 200 para los semifinalistas.