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Reportaje:Comienza la NBA

Los Spurs contra la nueva ola

Los Celtics de Garnett se agregan a la lista de aspirantes a desbancar a San Antonio

Robert Álvarez

"Hace 20 años que nuestros aficionados vuelven la cabeza con la sola evocación de la palabra Celtics. Es hora de que esto cambie". Lo afirma Bob Cousy, la legendaria figura del club de Boston y de la NBA, y lo esperan todos los seguidores del equipo del trébol. La veda está abierta. Van a por los Spurs. Unos, porque están hartos de años de mediocridad, caso de los Celtics; otros, porque tienen sed de revancha, caso de los Cavaliers; otros, porque consideran que su estilo de juego merece más premio, caso de los Suns y de los Mavs; otros, porque han perdido tontamente el tiempo, caso de los Heat o los Knicks. Adelante con los faroles, desafían desde San Antonio, donde no se sienten muy bien tratados. El martes (madrugada del miércoles en España) arranca la NBA llena de aspirantes.

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"Si nuestro equipo estuviera en Nueva York, seríamos los reyes del mundo. El problema es que pertenecemos a un pequeño mercado. Nunca hablan de nosotros, sino de Dallas, los Lakers, Chicago... Es mejor para la NBA. Hay que vender", se queja Tony Parker, el base francés que se ganó a pulso la consideración de MVP (mejor jugador) de la última final. Los Spurs tratarán de exprimir su tremendo potencial ganando un segundo título consecutivo, algo que les parece vetado pese a su racha: 1999, 2003, 2005 y 2007. Gregg Popovich lanza cada cromo sobre la cancha como quien canta las cuarenta: Parker, Finley, Bowen, Duncan, Oberto, Ginóbili... El que quiera algo, que lo supere. Varios le han visto la apuesta.

En Boston han tirado la casa por la ventana. Danny Ainge, el manager, ha vuelto a formar el Big Three, como cuando él era el base del maravilloso equipo que ganó tres títulos entre 1981 y 1986 con Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish. La llegada de Kevin Garnett desde Minnesota, aderezada por la de Ray Allen desde Seattle, ha vuelto a despertar el Celtic Pride. Con ellos y con Paul Pierce, con tres tipos que promedian entre 22 y 26 puntos por partido cada uno, soñar ya no es una utopía aunque el resto del equipo baja muchos enteros. Claro que casos precedentes sirven a los Celtics para ir con pies de plomo: los Rockets en 1999 fracasaron con Olajuwon, Barkley y Pippen y los Lakers en 2004 con O'Neal, Bryant, Malone y Payton.

No faltan voces que afean los títulos de los Spurs por su estilo. Muchas proceden de Phoenix, donde, al amparo de un técnico cada vez más prestigiado, Mike D'Antoni, se divierten con un equipo que juega rápido y anota muy por encima del centenar de puntos. Lo mueve Nash y lo propulsan Marion, Barbosa, Stoudemire y Bell, a los que esta temporada se añade Hill. Todavía están escocidos por la derrota en la segunda ronda de los pasados playoffs ante los Spurs. En una línea parecida se sitúan los Mavericks de Dirk Nowitzki.

En Miami se mira a la enfermería. Los problemas físicos de O'Neal y Wade abocaron al equipo a un año sabático. Si se recuperan, los Heat pueden volver a la senda que les llevó al título en 2006. La gran incógnita de la temporada es si Kobe Bryant permanecerá en los Lakers. Pidió el traspaso, pero su contrato roza los 14 millones de euros anuales y su relevo es casi utópico. Chicago, Detroit y Cleveland vuelven a tener una cita. El año pasado, los Pistons eliminaron a los Bulls y los Cavaliers de LeBron James a los Pistons. Las carambolas en este trío pueden enviar a cualquiera a la final.

En la carrera empiezan a asomar los Raptors de Calderón y Garbajosa. Bryan Colangelo, su director general, lo tiene claro: "Aspiramos a convertirnos en el mejor equipo del Este y a llegar, al menos, a la segunda ronda de los playoffs". Un objetivo que nada tiene que ver con los Grizzlies, deseosos de olvidar su calamitoso 2006. Navarro, el séptimo español que llega a la NBA y el quinto allí este curso, colaborará con Pau Gasol y hará méritos para dejar de ser uno de los peor remunerados de la Liga mientras que Sergio Rodríguez, en Portland, debe progresar en minutos y aportación, lo que no es poco en una competición tan exigente como la NBA.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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