El Kun deslumbra sin exagerar
Agüero, de nuevo el mejor de un Atlético que confirma ante el Levante su flojera defensiva
Ahí, en el rectángulo del área, se sabe inmortal. Y se atreve con todo: un caño de espuela a un defensa de colmillos afilados como Álvaro, un par de regates cortos y secos a otro gato viejo como Descarga y un pase de pecho a Forlán para que abriera el marcador. El Kun Agüero fue otra vez el mejor del Atlético, esta vez ante el colista, que practicó un burdo catenaccio hasta que se destapó en la segunda parte. Y, entonces, con sus limitaciones, puso en apuros a un Atlético que sabe que no puede fiarse de su defensa. Se asusta al primer achuchón. Como el que le dio Juanma a Pablo en un túnel dentro del área que a punto estuvo de costar el empate al cuadro rojiblanco. Desaparecido Maxi Rodríguez, el Atlético tiró una vez más de su pequeño fenómeno hasta que entraron Reyes y Simão para secundarlo.
LEVANTE 0 ATLÉTICO 1
Levante: Storari; Descarga, Serrano (Javi Fuego, m. 79), Álvaro, Rubiales; Juanma, Miguel Ángel, Tommasi, Courtois (Saúl, m. 69); Riga y Riganò (Geijo, m. 67). No utilizados: Kujovic; Manolo, Berson y Robusté.
Atlético: Leo Franco; Perea, Pablo, Zé Castro, A. López; Luis García (Reyes, m. 61), Raúl García, Maniche, Maxi Rodríguez; Forlán (Simão, m. 67) y Agüero (Jurado, m. 89). No utilizados: Abbiati; Cléber, Fabiano y Valera.
Gol: 0-1. M. 26. Zé Castro envía, para con el pecho Agüero y empalma Forlán.
Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Forlán, Riganò, Álvaro y Rubiales.
16.281 espectadores en el estadio Ciutat de València.
Pues, sí, De Biasi tenía razón: el Levante es un funeral. Gracias a él, que lo ha convertido en un equipo muy plomizo. Lo tiene encerrado en el calabozo y ha lanzado las llaves al mar. No es que con Abel fuera la alegría de la huerta, pero al menos trataba de atacar, de llegar por las bandas, de gustar. Ahora ya no. Ahora todo se reduce a aguantar atrás. Sin éxito. Un balón frontal de Zé Castro a la frontal del área se encontró con los dos atacantes completamente solos. Y eso que no era un contragolpe, sino un ataque constante que se prolongó toda la primera parte. Aun así, pilló a los centrales mirando para otra parte. Agüero amortiguó el balón con el pecho y Forlán lo remachó a escasos metros de la portería. Tanta cerrazón para esto: para espatarrarse por el mismo centro.
El Atlético se lo tomó como un entrenamiento sobre cómo jugar en campo contrario ante un rival muy hundido que no quería la pelota ni por asomo. Sin alardes, con las lagunas defensivas de costumbre, el cuadro de Aguirre confió en su espectacular pareja de atacantes. El resto se dedicó a esperar que pasara el tiempo sin que pasara nada. El más decepcionante fue Maxi Rodríguez, que venía de una actuación estelar ante el Zaragoza. Y jugó sin energía. Así que Aguirre dio paso a dos extremos, Reyes y Simão, que, a pie cambiado, le dieron mucha más profundidad.
El Levante también reaccionó. Sin el lastre de Riganò y Courtois, el conjunto granota albergó cierta esperanza de empatar. Dispuso de un puñado de córners a favor, animados con ráfagas musicales de cine de acción. Un empuje dirigido por Juanma, un fino interior derecho que descollaría en un equipo con más aspiraciones. El caño que le dedicó a Pablo dentro del área atlética y su posterior centro raso sin remate fue lo mejor del Levante, que acabó por merecer algo más en cuanto se escapó de la mazmorra.
Aguantó el Atlético y Aguirre retiró a Agüero, que recibió la ovación y los cánticos de sus hinchas desplazados a Valencia. Éstos ya lo han entronizado. Saben, como él, que flota en el área. Y es inmortal.
Riganò, en observación
Riganò, delantero italiano del Levante, de 33 años, permanecerá 24 horas en observación después de recibir un duro golpe en la cabeza tras un salto con un rival en el partido ante el Atlético. El futbolista pudo seguir jugando unos minutos tras ser atendido en el césped, aunque solicitó el cambio debido a que sufría mareos y doble visión. Ya en el vestuario, el jugador perdió el conocimiento y confesó sentirse mareado y con ganas de vomitar, por lo que fue trasladado al hospital 9 d'Octubre. Llegó consciente al centro sanitario, pero deberá permanecer al menos 24 horas en observación y someterse a varias pruebas médicas como consecuencia del desvanecimiento que sufrió. Por otro lado, la megafonía del Ciutat de València entró ayer en acción, bien entrada la segunda parte, cada vez que el Levante disponía de un córner. Ráfagas de música de acción que trataban de animar a los delanteros granota. "Esas ráfagas están prohibidas", dijo ayer un árbitro de Primera consultado. "El reglamento no lo especifica, pero todo lo que puede alterar el desarrollo de un partido no está permitido", añadió. Es una práctica habitual en el baloncesto, que sí admite que la megafonía anime así a su equipo.
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