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Reportaje:

Cambio de poder en Vigo

La nueva burguesía desaloja a la "sardinocracia" y provoca un cisma en el centenario Real Club Náutico

El presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (con sede en Vigo) es un promotor de parques solares. En el Club Financiero de Vigo acaban de elegir presidente a un empresario de seguros y su vicepresidente es el dueño de una empresa de control de calidad. La Cámara de Comercio se está renovando de arriba abajo, dirigida por un empresario de componentes navales.

La presidenta del PP de Vigo es mujer, puericultora y acaba de comprarse un yate. El presidente del Celta es emigrante retornado, tras hacer fortuna en México. Y el responsable de la Fundación Provigo es un joven gestor de organismos públicos. Son los perfiles de la nueva clase dirigente de la mayor ciudad de Galicia, una nueva burguesía que poco a poco ha ido desalojando a la vieja guardia de Vigo, la denominada "sardinocracia" de familias vinculadas al negocio pesquero.

La rebelión empezó con el traslado a otro salón de las partidas de naipes
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Acabar con "una sociedad cerrada"

El Real Club Náutico de Vigo es estos días el gran escaparate de ese cambio. Sus 6.000 socios asisten expectantes a la batalla entre la nueva y la vieja guardia de la ciudad. Asambleas tumultuosas, demandas judiciales y una moción de censura agitan la sede, por excelencia, de la burguesía viguesa.

En la nueva directiva del Náutico no hay apellidos patricios. Su presidente es un remero, de profesión perito mercantil; su vicepresidente, un profesor de instituto que está al mando de la Asamblea de la República en Vigo. Quieren reconvertir el club, transformarlo en una sociedad anónima, abrirlo a la ciudad y atraer a las clases medias más jóvenes. Pero lo que ha hecho chirriar a la antigua estructura han sido las medidas más cotidianas. Todo empezó con las partidas de naipes: la nueva directiva del Náutico trasladó las partidas de cartas del salón principal a uno contiguo. Los socios (al tute) y las socias (a la canasta) de toda la vida llevaban tantos años jugando en las mismas mesas que vieron en el traslado una ofensa a sus derechos adquiridos.

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Ahora en el salón, con enormes ventanales sobre el mar, no se juega a las cartas, pero se ha permitido el acceso a los niños y pueden leerse artículos en gallego en la revista del club. "Estos hombres son ideológicamente de izquierdas, pero hacen cosas que ni a la derecha más recalcitrante se le ocurre. A las instalaciones del Náutico no va ni el 10% de los socios y es a los que quieren echar", opina Carlos Pajares, un ex directivo que ahora encabeza el grupo de oposición.

El nuevo Náutico contrató un concierto de Manu Chao, cambió el mobiliario y abrió sus salones para fiestas de sábado noche. Pero el día en que a una joven socia se le ocurrió dar el pecho a su bebé en un rincón del renovado salón principal, la vieja guardia le cortó la leche.

"No hay ningún clasismo. En Vigo nos conocemos todos y aquí nunca se cerró la admisión de socios

[veto a nuevos asociados que aún tienen otros clubes más elitistas de Vigo]. Además ni juego ni jugué en mi vida a las cartas", opina Rodrigo Arbones, un veterano promotor inmobiliario que presidió el Náutico entre 1995-99. Arbones, quien también dirigió el Real Club Celta, permitió en 1996 que las mujeres tuviesen derecho a voto.

Quedan muchos anacronismos en una sociedad que acaba de cumplir 101 años de historia, casi los mimos que tiene Vigo como ciudad importante en Galicia. En la sala de juntas donde la nueva directiva toma sus decisiones, las paredes están recorridas por 15 retratos numerados y pintados al óleo de los 15 precedesores de Franco Cobas, el nuevo presidente. Amat, Massó, Arbones... Casualmente, a Cobas le toca sentarse bajo el cuadro de su antecesor, Manuel Frade.

"Nuestro plan es modernizar el club, disponer de unas instalaciones dignas y con muchos usuarios. Tenemos un lastre, efectivamente hay socios que se oponen, ¡pero nosotros conseguimos más de 1.000 votos y ellos sólo han reunido 268 firmas para intentar revocarnos!", subraya Cobas.

"¿Abrir el Náutico a la ciudad? De eso nada, el club es de los socios. Lo que pasa es que les hemos descubierto las trampas y quieren vestir esto de una lucha de clases. Los que usan el club saben que se han perdido las formas y que hay gente del BNG que está intentando controlar algunas entidades de la ciudad", analiza Pablo Padín, otro de los líderes del grupo opositor.

La directiva de Franco Cobas está integrada por un waterpolista (Celso López Pazos), un ingeniero biomecánico (Xavier Alfonso), un regatista (Ramón Ojea), un investigador del CSIC (Ricardo Pérez Martín), un profesor de imagen y sonido (Pablo Iglesias), un biólogo y corredor de fondo (Antonio Amaro)... Clases medias.

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