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Entrevista:ERNESTO VALVERDE | Entrenador del Espanyol | Fútbol | Octava jornada de Liga

"El espíritu manda sobre la táctica"

El mejor Espanyol de la década, quinto en la tabla después de ganar en Sevilla y Valencia, recibe al Madrid (22.00), líder invicto. Resplandece Montjuïc en tiempos de aniversarios olímpicos y de felicidad en el Camp Nou por el juego del Barça. El repunte blanquiazul tiene, por tanto, un mérito enorme. El club cuenta con más de 28.000 socios y tres de sus jugadores han formado con la selección española, lo que no ocurría desde 1978. Los números invitan al optimismo y el equipo transmite una salud envidiable. El Espanyol ha dado un apreciable salto de calidad futbolística desde la llegada la pasada temporada de Ernesto Valverde (Viandar de la Vera, Cáceres; 1964), el mismo técnico que revitalizó al Athletic con un juego intenso y ofensivo, de mucha personalidad, entre 2003 y 2005. El método Valverde funcionó en San Mamés y seduce en Montjuïc porque su naturalidad es contagiosa.

"El Madrid acepta el intercambio de golpes porque tiene equipo para marcar diferencias. Normalmente, el 'pequeño' se derrumba al descontrolarse el duelo"
"Messi siempre encara la portería, un detalle capital en el fútbol porque su enfoque es contagioso y el equipo entero acaba por mirar al portero rival"
"Más que modelos, me gustan conceptos. Me atrae la seguridad del Milan, la velocidad del Manchester, el ritmo del Sevilla, el orden del Liverpool..."
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Pregunta. El otro día se molestó cuando le preguntaron acerca del Madrid y de su mal juego. Respondió que era el líder y que no había lugar a tanto despecho. ¿Cómo ve al Madrid?

Respuesta. Parecido al de la pasada temporada. Ha invertido mucho dinero, pero no ha cambiado tanto. Miras del centro del campo para arriba y están Raúl, Van Nistelrooy, Robinho, Guti... La diferencia es que, como ya ganó la campaña pasada por su hambre y capacidad de sacrificio, ahora se le mide y exige más por su gusto, y su propuesta es más ofensiva. Es un equipo práctico. Admite que se defiende con menos jugadores y, por tanto, se quedan muchos arriba, descolgados a la hora de defender, gente que está a tus espaldas, con espacio, que va a por ti. Si pierdes el balón, tienes un problema. Sneijder, por ejemplo, cuaja porque tiene látigo. Aceptan el intercambio de golpes porque tienen campo y equipo para marcar la diferencia, circunstancias que habitualmente favorecen al grande. En circunstancias normales, el pequeño se derrumba cuando el partido se descontrola. Pero eso no quiere decir que mis jugadores no deban ir hacia arriba.

P. ¿El sello Valverde es el juego de ataque?

R. Me gustan los equipos saludables dentro del vestuario y también en el césped. El espíritu de equipo es más importante que cualquier táctica. Los jugadores se tienen que sentir partícipes de una idea. Después, trato de que tengan un carácter ganador. Me fastidia el conformismo de los equipos que se enfrentan a los grandes con el freno de mano puesto, a la espera de la sorpresa, sin sentirse protagonistas. A mí me da igual que digan si hemos dado una buena o una mala imagen. Lo interesante es salir a ganar con tu estilo. Los jugadores miden a veces a los entrenadores en este tipo de partidos y yo, la verdad, en estas situaciones es cuando menos cambios hago para transmitir la sensación de confianza. A los jugadores, en el fondo, les gusta que te dejes de historias y les invites a ir a por el partido.

P. ¿Cuáles son los puntos débiles del Espanyol? En su día, habló de la necesidad de mejorar la salida de la pelota y la presión.

R. Hemos mejorado en ambas cosas. Pero la presión siempre es complicada. La ideal era la que practicaba el Barça de Rijkaard durante la primera Liga que ganó: presionaba arriba y apretaba nada más perder el balón, de manera que el rival se sentía abrumado y perdía el cuero porque aún no se había recolocado. Pero eso no se puede hacer siempre. Así que hay que apretar a los laterales, a los jugadores que intentan darse la vuelta con el balón... Entiendo la presión como un arma para atacar. Es la predisposición para ir al ataque. En el fútbol hay que ser ambicioso. No se defiende para que te saquen una foto aérea sobre lo bien puestos que estamos, lo bien que nos defendemos y sincronizamos, y digan "mira que 4-4-2 más bonito". Eso me da igual. Nos defendemos para atacar porque me gusta.

P. Al Espanyol le van bien los equipos que también le atacan. El problema es que se le atragantan los que se cierran.

R. Sí, porque tenemos dificultades en el juego de combinación. Nos desplegamos y juntamos bien y arriba hacemos daño, pero nos cuesta abrir las defensas cerradas. Así que, si superamos una línea de presión, hay que mantener esa ventaja e intentar no retrasar el balón. Nos interesa un juego vertical. Pero eso no quiere decir que, si hay que reconstruir otra vez el juego, no haya que retrasarlo para encontrar espacios. Cruyff decía que "el fútbol no es como el balonmano". Hay que meter la pelota dentro, para el delantero o el pivote, y volverla a sacar si es necesario. Quería la perfección. Y eso me quedó.

P. ¿Qué le parece hoy el Barça?

R. En el último mes ha estado por encima del resto. Pero cuenta con tantas figuras que debe saber combinar el cóctel. Ahí es donde entra el técnico. Aparte de eso, Touré, por su fortaleza, le ha aportado equilibrio como medio centro. También Abidal da fuerza y seguridad igual que Gabi Milito ayuda con su salida de la pelota; un central zurdo solventa muchos problemas. Ha ganado consistencia con los nuevos. Y luego están Ronaldinho, Messi, Deco... Sobre todo, Messi. Puede marcar una época porque, cuando le das la pelota, sabes que va a ocurrir algo. Encara siempre la portería, un detalle capital en el fútbol porque su enfoque es contagioso y el equipo entero acaba por mirar al portero rival. Además, aunque le empujes hacia atrás, pronto vuelve a la carga y te obliga a retrasarte. El estilo del Barça, sin embargo, se lo proporcionan los centrocampistas ligeros, de toque rápido y buena circulación del balón.

P. ¿Qué importancia tiene en la organización del juego que sea uno de los pocos equipos que no juega con dos medios centro?

R. Lo de los sistemas es algo mucho más versátil de lo que parece. Si un medio centro te llega siete veces a la portería rival, ¿es un medio centro? El Barça de Cruyff, por ejemplo, tenía tres interiores y sacrificaba un central y el Deportivo de Arsenio jugaba con tres centrales, pero usaba dos carrileros que daban mucho juego. La clave es tener a jugadores por dentro y por fuera para hallar el equilibrio.

P. ¿La figura de los extremos está en vía de extinción o no?

R. No del todo. Lo que pasa es que antes no existía la necesidad del juego interior. Pero un futbolista, si siempre se desempeña como extremo y sólo se dedica a centrar, es lineal y fácil de fijar. Un extremo debe tener capacidad de sorprender. A Riera siempre le decimos que busque las incursiones por dentro. Él, antes, se empeñaba en ir por fuera. Pero ahora los defensas no saben por dónde va a salir y marca goles, porque le pega bien y remata genial de cabeza.

P. Pero usted no habla demasiado con sus futbolistas, ¿no?

R. Lo justo. Lo que intento es ser claro y no abrumar a la gente. Pero el asunto no es hablar mucho o poco, sino saber cuándo debes hablar o no con el jugador. Es una de las cosas a las que doy más vueltas; a eso y a sacar el máximo partido de mis futbolistas.

P. Los entrenadores siempre coinciden en que arman a sus equipos en función de los jugadores de que disponen. A veces, sin embargo, cuesta descubrir sus gustos. No se sabe mucho de sus referentes y sí más de sus conceptos.

R. No soy mitómano. No creo que se puedan seguir otros modelos, pero sí aplicar lo que te gusta de cada uno. Admiro a esos conjuntos que juegan rápido, a la Premier League por su intensidad y espíritu. Me gusta la seguridad del Milan, la velocidad del Manchester United, el ritmo del Sevilla, el orden del Liverpool... Son conceptos. Por ejemplo, ¿quién iba a decir que Pirlo sería el medio centro del Milan o de Italia? En teoría, esos equipos se mueven por otros cánones, pero es un futbolista que aporta mucho y me encanta. Me atraen los futbolistas con capacidad individual y sentido del juego colectivo, jugadores que tengan el campo entero en la cabeza, como Iniesta, De la Peña, Scholes, Xabi Alonso... ¡Son una pasada! Pero a la hora de fichar, por ejemplo, yo me fijo primero en la velocidad del jugador y en la técnica y luego, quizá con más empeño, en cómo funciona en el vestuario.

P. ¿Y qué opina de Raúl y de que no vaya a la selección?

R. Raúl, tanto en la primera como en la segunda línea, aprovecha el espacio y es muy oportunista. Pero de la selección no hablo. Suficiente tengo con lo mío.

P. El equipo se propone volver a ganar cuatro partidos consecutivos, lo que no ocurre desde 1999. Hay que aprovechar la "onda positiva", como dice usted.

R. Al Espanyol le conviene encadenar un par o tres de buenas temporadas, que su trayectoria no tenga tantos picos como ha ocurrido hasta ahora. Entonces, estará en el buen camino.

P. ¿Nadie mejor que el Madrid para calibrar sus aspiraciones?

R. Sí. En casa hemos tenido más problemas, pero en contrapartida sólo nos han metido un gol. Tenemos que ordenarnos para ayudar a los de arriba y dar más continuidad a nuestro juego.

Ernesto Valverde, ayer, en la Ciudad Deportiva del Espanyol, en Sant Adrià.
Ernesto Valverde, ayer, en la Ciudad Deportiva del Espanyol, en Sant Adrià.MARCEL.LÍ SÁENZ

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