El futuro de los materiales
La Universitat de València organiza un congreso con los mayores expertos en electrónica molecular
Algunos de los mayores expertos mundiales en el campo de los materiales moleculares con propiedades eléctricas y magnéticas relevantes -conductividad, superconductividad, ferromagnetismo y magnetorresistencia gigante- se reúnen desde ayer y hasta el sábado en Peñíscola para intercambiar información sobre los últimos avances en el campo.
La Universitat de València organiza la séptima edición de Iscom, un congreso internacional inaugurado por Fred Wudl, profesor de la Universidad de California en Santa Bárbara. Un clásico en la investigación de los materiales moleculares que participó en el descubrimiento, a mediados de los años ochenta, del fullereno. Una molécula compuesta de carbono con numerosas aplicaciones en electrónica y medicina. Este tipo de molécula se utiliza por ejemplo en la preparación de las células solares moleculares, una alternativa prometedora a las actuales, de silicio.
Europa ha recortado la distancia con EE UU en nanotecnologías, afirma el profesor Coronado
La primera reunión del Iscom que acoge España dedicará una atención destacada a la espintrónica, señala Eugenio Coronado, profesor de la Universitat de València, director de su Instituto de Ciencias de los Materiales y uno de los coorganizadores, que dirige el mismo tipo de instituto en Barcelona. La espintrónica pretende superar a la electrónica mediante el aprovechamiento no sólo de los electrones de los materiales sino de su carga magnética. El dominio de esta nueva tecnología emergente abrirá la puerta, por ejemplo, al diseño de memorias magnéticas de más capacidad.
Albert Fer, el físico francés considerado padre de esta doble explotación de las propiedades de los materiales, abrirá mañana el programa de intervenciones científicas.
El magnetismo molecular (basado en moléculas que se comportan como imanes y que tienen el tamaño de un nanómetro) permitirá, según Coronado, reducir en varios órdenes de magnitud el espacio necesario para almacenar un bit de información.
Hace un par de años, coincidiendo con la celebración de un congreso español relacionado con la materia, se publicó un informe de Fundación Europea de la Ciencia en el que se advertía de la falta de una estrategia continental para el desarrollo de las nanotecnologías. Una descoordinación que ponía a Europa en desventaja con los otros dos polos nanotecnológicos del mundo, Estados Unidos y Japón.
"Se ha recortado un poco la distancia", sostenía ayer el profesor Eugenio Coronado, sobre todo gracias a los aumentos en la financiación por parte de los programas europeos y de los puestos en marcha por algunos países miembros, España incluida. "Ahora es competitiva en algunas áreas", añadió.
Nanofármacos y pilas de hidrógeno
Las investigaciones sobre materiales que llevan a cabo los científicos reunidos en el séptimo congreso Iscom tiene aplicaciones en campos que van de la medicina al almacenamiento de energía. Entre los primeros destaca el diseño de nanofármacos; partículas de dimensiones equivalentes a la milmillonésima parte de un metro (un nanómetro) que una vez introducidas en el organismo humano son capaces de encaminarse hasta la célula sobre la que deben actuar.
Algunas de ellas, las nanopartículas magnéticas por ejemplo, o el oro, actúan como hornos teledirigidos: una vez que han alcanzado las células diana, normalmente, tumorales, pueden ser calentadas mediante radiaciones para destruirlas de forma selectiva.
Las nanopartículas pueden ir recubiertas de corazas biocompatibles y transportar fármacos, que son liberados en un área determinada del cuerpo, explica Eugenio Coronado, profesor y director del Instituto de Ciencia Molecular de la Universitat de València. Ya han abandonado también el terreno de la ciencia ficción los sensores diminutos y ultrasensibles que recorren el cuerpo y pueden detectar de forma específica cantidades moleculares de una determinada sustancia, de manera que permite alertar de la existencia de anomalías potencialmente peligrosas, como el exceso en el nivel de glucosa en la sangre de un diabético.
En el congreso inaugurado ayer se intercambiarán también las últimas novedades en el campo de los materiales moleculares porosos. Estos pueden albergar en su interior otras moléculas interesantes, como el hidrógeno.
Su éxito, señala Coronado, supondría "un paso importantísimo" hacia la obtención de pilas de combustible. Una de las grandes promesas científicas con vistas a la sustitución de los hidrocarburos. Estos materiales metal-orgánicos, prosigue el profesor, podrían funcionar como un sistema seguro para almacenar el hidrógeno. Y ser convertidos en pilas o baterías con las que funcionarían los automóviles.
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