Un espectador muere corneado por un toro que tiró una valla en el encierro de Campo Real

Un vecino de Campo Real, Ramón S., de 47 años, falleció el pasado domingo tras ser embestido por un toro en los encierros de su localidad. La res levantó la valla de protección, la rompió y corneó al hombre en el tórax. La Comunidad y el Ayuntamiento aseguran que la instalación era correcta. La Guardia Civil achaca, en principio, la rotura de la barrera "a que el toro encontró un candado e hizo palanca para levantar la valla". Algunos vecinos denuncian que la empalizada estaba mal anclada. La familia acepta la versión municipal: "Fue un accidente. Mala suerte", dice un pariente.

En el bar Gorry, muy cerca de la plaza Mayor de Campo Real, la pantalla de la televisión muestra, diapositiva tras diapositiva, al toro que mató a Ramón S. "Fue ése", señalan algunos vecinos reunidos. Pero no quieren dar más detalles. El pueblo ha amanecido silencioso. Ya no hay fiestas. Han quedado clausuradas con dos días de antelación. Cerca de allí, en el cruce entre la calle del Príncipe y el callejón del Riesgo, murió Ramón alcanzado por aquel toro que ahora se pasea por la pantalla del televisor. Nunca había corrido un encierro. "No podía, estaba un poco cojo", comentan. Sólo miraba.

Le pilló de improviso junto a otra turbamulta de espectadores que esperaban para ver los toros desde aquel recodo. El animal, según la Guardia Civil, encontró un pequeño candado entre dos de las vallas, "reglamentarias", y levantó los "casi 500 kilos" de empalizada para alcanzar en el tórax a Ramón. Una ambulancia hacía guardia a muy pocos metros del suceso. Dio igual. El hombre entró en parada cardiorrespiratoria y murió a los pocos minutos de la cogida. "Lo cosió a cornadas", recuerda un testigo, que denuncia que la valla "estaba mal fijada en el suelo".

Las protecciones estaban aprobadas por la Comunidad, por la inspección diaria de la Guardia Civil y por el delegado del Gobierno regional, que en este caso era el concejal de Fiestas del pueblo, según el Ejecutivo. "Todo estaba de acuerdo con la ley", zanjó Concepción Guerra, alcaldesa de Campo Real.

"Había niños, señoras mayores, podía haber sido una auténtica desgracia", comenta otra de las escasas vecinas que recorría ayer las callejuelas del centro de la localidad. Un primo de la esposa del fallecido también sufrió las cornadas del toro: "Me alcanzó en el brazo", dice, mientras muestra una pequeña herida en el codo. "No quiero hablar mucho de este asunto, ¿me entiende?", se disculpa. "Yo estaba allí y vi que la valla no estaba mal sujeta", es lo único que acepta contar.

Sin embargo, varios testigos insisten en que la empalizada estaba levantada y que la culpa "fue de los montadores, que no tienen experiencia". Una tesis desmentida por la Policía Local: "Llevan más de veinte años montando el recorrido del encierro". La policía también se apunta a la tesis de la "mala suerte".

El Consistorio de Campo Real suspendió el mismo domingo las fiestas y decretó tres días de luto. El Gobierno regional ha abierto una investigación.

Cogida mortal en los encierros de Campo Real