Rescatado el cadáver de un motorista que el domingo llamó pidiendo auxilio al 112
La víctima se desvaneció en un paraje de Burgos antes de indicar a Emergencias dónde estaba
"Acabo de tener un accidente, me duele muchísimo la espalda y creo que me he roto una pierna". Quien así hablaba el pasado domingo por el móvil era Alberto Fernández del Valle, de 42 años. Estaba tendido en la cuneta y pedía auxilio a los servicios de emergencia de Castilla y León. Logró darles su nombre, pero fue incapaz de precisar en qué punto de la carretera había sufrido el siniestro con su moto. El 112 se pusó a buscarle por distintas carreteras. Dieron con él ayer por la mañana, 20 horas después, pero ya había fallecido.
Poco antes de las tres de la tarde del domingo, al otro lado del teléfono de la víctima, los servicios de Emergencia de Castilla y León escuchan la voz aturdida de un hombre que acaba de sufrir un grave accidente de tráfico. Apenas se le entendía nada. Con todo, el herido logró identificarse: soy Alberto Fernández del Valle, tengo 42 años y vivo en León, acertó a decir al servicio de Emergencias.
A pesar de los intentos de los trabajadores del 112, la víctima no pudo precisar, ni siquiera aproximadamente, dónde se encontraba, en que punto de la carreteta. Sólo alcanza a explicar que se había salido de la carretera, que venía de Barcelona y que se dirigía a Villafranca del Bierzo, al noroeste de León, donde vivía.
La última vez que se vio con vida a Alberto fue en torno a las 12 del mediodía del domingo. A esa hora repostó su moto en una gasolinera de Zaragoza. Fue quizá la primera parada que hizo desde que saliese de Barcelona, donde había pasado una semana de vacaciones, visitando a algunos familiares. Lo siguiente que se supo de él fue la llamada al servicio de Emergencia. Lo último, ayer, cuando, en torno a las 10 de la mañana, y pasadas 20 horas desde que pidió auxilio, la Guardia Civil de Tráfico localizó en la localidad burgalesa de La Gallega el cadáver de Alberto.
El cuerpo se encontraba a cuatro metros de una calzada repleta de curvas, al tratarse de una zona montañosa con una orografía complicada. Para añadir más dificultad, Alberto había caído bajo un desnivel también de cuatro metros. Era prácticamente imposible verle desde la carretera, aseguraron fuentes policiales.
Sistema de localización
Los servicios de emergencia del 112 trataron de volver a contactar con la víctima cuando se cortó la llamada de auxilio. Los intentos fueron en vano. El móvil daba señal, pero nadie respondía al otro lado. Se llamó una y otra vez al número hasta que el teléfono se quedó sin batería.
Fue aquí donde entró en juego la tecnología. Cada operador de la central del 112 tiene en su pantalla una indicación del lugar desde donde se emite la llamada que están recibiendo. Sin embargo, la precisión del sistema no es total. La pista sólo llega a identificar el poste receptor de la señal del teléfono. En este caso, el radio donde podía estar el accidentado incluía la localidad de La Gallega, donde finalmente apareció, pero también otras como Hontoria, también en Burgos, y varias de Soria, entre ellas el Burgo de Osma o San Leonardo de Yagüe.
De hecho, la búsqueda de los efectivos de Guardia Civil y personal de la Agencia regional de Protección Civil, con el apoyo de un helicóptero, se centró primero en esa zona. Sin embargo, la falta de indicios les hizo ampliar y recorrer prácticamente todo el trazado desde Zaragoza a Soria y Valladolid.
El que la víctima lograse aportar su nombre y apellidos fue crucial para poder dar un paso alternativo en las tareas de búsqueda. Al mismo tiempo que el 112 trataba de localizar el lugar dónde se había producido la llamada de auxilio, inició un operativo para lograr contactar con la familia. Fueron ellos quienes aportaron más información, que, a fin de cuentas, sirvió para localizar el cuerpo, aunque fuese un día más tarde. Uno de los familiares de Barcelona, a los que Alberto había visitado esa semana, fue quien informó del trazado que solía hacer cuando regresaba a Villafranca del Bierzo. Acto seguido, se alertó de la situación a las comandancias de la Guardia Civil de León, Palencia, Burgos, Soria, Valladolid y Zamora.
A pesar de la movilización de las fuerzas de seguridad, todos los esfuerzos por encontrar el cuerpo de Alberto fueron insuficientes. Al caer la noche del domingo, los medios aéreos dejaron la búsqueda hasta la mañana del lunes. La oscuridad impedía encontrar nada ni a nadie.
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