Una pantomima

A 10 de septiembre de año pre Expo, se reúnen los integrantes de la Agenda 21 en Zaragoza, convocados por este Ayuntamiento que ve necesaria la participación ciudadana en torno a las ejecuciones de ExpoAgua y su repercusión medioambiental en el río Ebro.

Y dicen algunos que se trata de una pantomima; será quizá porque las decisiones están ya tomadas y las obras se ejecutan por encima de informes de impacto medioambiental incompletos y otras lindezas del tipo.

Aun así, el señor Blasco, director general de Operaciones de ExpoAgua, insistió en que obras como el azud, el dragado del río, los árboles arrancados o las múltiples escolleras que han sepultado los márgenes naturales del río, son intervenciones en las que "está todo estudiado" en un plan "extremadamente cuidadoso con el medio ambiente", que incluso "queda precioso".

Ante esta argumentación, Jesús Maestro, presidente de Ansar (Asociación Naturalista de Aragón) y el profesor Ollero, experto en geomorfología hídrica, plantearon la realidad clara de las leyes de la naturaleza: las obras que se están ejecutando acaban con la flora natural de las riberas y amenazan la fauna, hacen peligrar la estabilidad de la orilla derecha del río, e incluso repercuten aguas arriba y abajo del cauce. Se incumple además la directiva marco en materia medioambiental.

Creo que esto debería ser suficiente para que la ciudadanía nos movilicemos ante esta poco sostenible Expo.