Una carrera silenciosa
La falta de referentes españoles y el lastre de la Operación Puerto dejan descafeinada una ronda que ha gastado ya sus mejores etapas
"Permanezcan atentos al televisor", recomendaba ayer Carlos Sastre en la jornada de descanso, que trasladó al pelotón desde Andorra hasta Castellón. El público no parece estar de acuerdo. Las audiencias del ciclismo en TVE apenas sobrepasan el millón de espectadores, en lo que parece una tendencia general, a pesar de haberse disputado tres duras etapas de montaña (las más duras de la Vuelta) y una contrarreloj más decisoria de lo que se pensaba entre Calahorra y Zaragoza. La noticia no es nueva. La audiencia también se desplomó en el Tour, pese al triunfo de Alberto Contador, con un promedio de 1.012.000 espectadores, muy lejos de los cinco millones de cuando Miguel Indurain ganó la ronda francesa en 1993.
El primer español, Sastre, es cuarto a tres minutos de Menchov, un líder poco mediático
Las audiencias televisivas apenas han sobrepasado el millón de espectadores en los mejores días
Según los cálculos, 1.103.000 personas vieron la transmisión de la etapa de los lagos de Covadonga; 1.203.000, la de Cerler, y 1.097.000, la de Ordino-Arcalís. Cifras discretas para etapas muy grandes que, presumiblemente, tenían que marcar la Vuelta, enganchar al aficionado y retenerlo hasta el final. Pero el ciclismo vive su momento más bajo a pesar de exhibiciones como la de Andorra, con ataques continuos e incertidumbre. La Operación Puerto puso al descubierto una trama sucia e internacional que aún no ha concluido. Los casos de dopaje continúan en la misma medida que la sospecha se acrecienta. El último Tour (Rasmussen, Vinokúrov, Mayo...) ha hecho mella.
La falta de un referente español se hace notar. La Vuelta está dominada, hasta el momento, por un ruso, Denis Menchov, secundado por otro ruso, Vladimir Efimkin, ambos escoltados por un australiano, Cadel Evans. Entre los diez primeros figuran tan sólo cuatro españoles: Sastre, Samuel Sánchez, Ezequiel Mosquera y Manuel Beltrán, a los que el público no identifica con ganadores de una Vuelta o proyectos para el Tour.
La acumulación de exigencias en la primera semana ha dejado ese panorama gris, sólo roto por la contrarreloj de Zaragoza, que ha marcado las diferencias más importantes. "Sin esa contrarreloj, estaría ahora a 18 segundos de Menchov. Sin duda, me ha dejado marcado", se lamenta Sastre, que está a 3m 2s del líder. La gran montaña no ha hecho diferencias y los corredores con aspiraciones ni han metido ni sufrido minutadas decisivas. A tenor de las diferencias, la Vuelta sigue abierta para varios candidatos. "La situación no es irreversible", reflexionaba ayer Sastre, que se ratificaba en su crítica al italiano Leonardo Piepoli por ayudar a Menchov. "Hay terreno suficiente para dar un giro a la situación, para intentarlo", confía Sastre, que, sin embargo, lamenta la carencia de más puertos exigentes.
En el Euskaltel también confían en lo que queda. El equipo vasco puede hacer un trabajo de grupo que busque las cosquillas al líder, además de que Sánchez o Igor Antón encuentren la etapa que buscan en la montaña o que Koldo Fernández de Larrea pelee en cada sprint. La retirada de Óscar Freire y el cansancio acumulado en la montaña por los velocistas le pueden abrir algunas puertas.
Lo cierto es que la Vuelta no tiene un líder español. La ausencia de Contador y Valverde, los dos ciclistas con más tirón en los grandes recorridos, lastra el interés de los aficionados. El abandono de Óscar Pereiro, víctima de un virus que le barrió las fuerzas, también ha colaborado al desencanto. Freire, el único español que ha ganado etapas, tres, ya se sabía que no acabaría la carrera para preparar su gran cita, el Mundial de Stuttgart. Todo parece reducido a la combatividad de Sastre y Sánchez para derrocar a Menchov, un líder poco mediático. El resto corresponderá a la aventura. Hasta ahora, cada etapa ha tenido su fuga casi de inicio. Ninguna ha triunfado. Todos han sido héroes frustrados. Ahora, el tacticismo de la carrera puede abrir el abanico de posibilidades a los que un día se les llamó esforzados de la ruta y hoy purgan una sospecha permanente. Tiempo de aventuras, de viento, de despistes hasta la 15ª etapa, que concluirá en Granada, en la que el alto de Monachil, a 20 kilómetros de la meta, puede dictar alguna sentencia.
Comienza el segundo tramo de una Vuelta que ha reunido en la calle y la televisión a los aficionados más fieles del ciclismo, pero que se ha desenganchado de los más volátiles. Un segundo tramo en el que, si los resultados no lo remedian, cobrará actualidad el contencioso de Valverde con la UCI, el organismo contra el que se querellará por su negativa a que dispute el Mundial, sospechoso, en su opinión, de estar inmerso en la Operación Puerto. Al menos de momento, la Vuelta está limpia tras un año sin podio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.