Goleada a favor de corriente
El Sevilla sólo se deshace del Getafe al ser expulsados dos jugadores del cuadro de Laudrup
El Sevilla dejó de ser el hombre de mármol en un par de minutos. Y es que su vivir es un sinvivir. A lo largo de la semana se recrudecieron las estrategias en la operación multimillonaria por el traspaso de Alves al Chelsea. El presidente, José María del Nido, rechazó una oferta de 36 millones por, según parece, una cuestión de orgullo de negociante. Dos días después, el jugador arremetió contra Del Nido y aludió a su inapelable pérdida de la felicidad si no se va. Entre medias, Juande Ramos, el técnico, negó haber negociado su fichaje por el Tottenham y luego, sin embargo, fue el que más datos dio sobre ello. Todo esto, tras haber ganado la Supercopa española al Madrid y en la víspera de un viaje maratoniano a Atenas, donde se enfrentará al AEK para buscarse un hueco en la Liga de Campeones, el día 28, y a Mónaco, el 31, para disputar la Supercopa europea al Milan.
SEVILLA 4 - GETAFE 1
Sevilla: Palop; Hinkel, Fazio, Dragutinovic (Renato, m. 54), Puerta (Duda, m. 30); Navas, Keita, Maresca, Capel; Kanouté (Kerzhakov, m. 71) y Luis Fabiano. No utilizados: De Sanctis; Mosquera, Martí y De Mul.
Getafe: Abbondanzieri; Cortés, Berenguer, Cata Díez, Licht; Pablo Hernández, Celestini, Sousa, Nacho (Mario, m. 46); Kepa (Mario Cotelo, m. 30) y Uche (Alberto, m. 65). No utilizados: Ustari; Manu del Moral, Albín y Tena.
Goles: 0-1. M. 2. Pablo Hernández. 1-1. M. 46. Jesús Navas. 2-1. M. 66. Luis Fabiano. 3-1. M. 69. Kanouté. 4-1. M. 83. Kerzhakov.
Árbitro: Turienzo. Amonestó a Abbondanzieri, Dragutinovic y Cata Díez, y expulsó a Sousa (m. 22) por doble amonestación y Cortés (m. 42) por roja directa.
35.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
Con tanto meneo, resulta casi imposible pensar en el fútbol. Además, para el extremo liguero, Juande no podía contar ni con Alves, de baja por negociación; ni con Poulsen, sancionado, ni con Escudé ni Javi Navarro, lesionados. El partido pintaba regular para los intereses sevillistas y se puso mal nada más empezar. Una falta al borde del área le dio la oportunidad a Pablo Hernández de empezar su gran encuentro con un gran gol. Un toque bien colocado sirvió para batir a Palop y, de paso, para que los radicales se dedicaran a animar al equipo en vez de insultar a Alves. Los demás aficionados les acallaron los cánticos de menosprecio hasta en once ocasiones.
El Getafe no sólo marcó primero, sino que supo ganar el terreno a los sevillistas y llevar el encuentro a sus querencias. El conjunto de Laudrup supo estar casi siempre en ventaja en los alrededores de la pelota y encontrar las bandas, especialmente la de Pablo Hernández en muchas ocasiones. A los 25 minutos estuvieron a punto de marcar el segundo gracias a una colada de Pablo Hernández, que había tomado la medida a Puerta y Dragutinovic. El Getafe permanecía ordenado y replegado a la espera de un fallo con el que apuntillar al Sevilla. Por parte sevillista, Maresca y Keita no fueron capaces de hilvanar el juego y el ataque estuvo desnutrido. Tan sólo dos saque de falta directa, de Luis Fabiano y Duda, y un tiro desde fuera del área de Keita llevaron algo de peligro a Abbondanzieri.
Pero en eso apareció el árbitro. Turienzo envió a la caseta a Sousa; según pareció, por insultarle. De nuevo, el honor del juez, el que él mismo se supone, está por encima de los asuntos a juzgar. La proporcionalidad de la medida sancionadora o la alteración del asunto juzgado fue ayer para Turienzo algo de menor importancia que lo que quiera que le dijera algo menor. Poco antes del descanso, el árbitro expulsó a otro jugador del Getafe, Cortés, aunque Turienzo le sacó directamente la tarjeta roja. Se mereció la amonestación, que habría sido la segunda. Ya sin dos de sus jugadores, el Getafe se diluyó.
Hasta la expulsión de Cortés, Laudrup había sido capaz de seguir conteniendo y amenazando. Retiró a Kepa y puso a Mario Cotelo en el centro de campo y dejó solo en punta a Uche. Cuando Cortés se fue a la caseta, ya no había ni inspiración que valiera. Aun así, Laudrup dejó un detalle de su estilo: dejó a Uche en el campo. El danés no concibe, ni tras lo ocurrido ayer, un equipo sin filo, un equipo que no busca el gol.
Pero querer no es poder y la segunda mitad huelga hasta contarla. Todo el mundo sabe ya cómo es el Sevilla. Y, si encima juega contra dos menos, pues... eso.
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