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Reportaje:Atletismo | Campeonatos del Mundo

Una bestia defectuosa

"Gay corre muchísimo peor que Powell", según los expertos

Una bestia anda suelta por Osaka. Corre a zapatazos, sale con pegamento en los pies y se siente a un suspiro del oro y del récord del mundo de los 100 metros. Tyson Gay se enfrenta hoy a Asafa Powell en la final más esperada. El estadounidense lleva todo el año anunciando un récord que no llega. Suspendiendo su plan de mejoras técnicas por la ausencia de su entrenador, encarcelado. Y cojeando. Al Gay de las reuniones del verano le dolía la rodilla derecha. Y al de los Mundiales, espléndido en la zancada, le sobran braceos de ahogado y gestos congestionados. Los técnicos ya han diagnosticado el problema: el hombre más rápido del año, el que devoró los 100 metros en 9,84s, no sabe correr.

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"No corre relajado", resume Keston Bledman, que ayer se impuso en su serie al más rápido de la historia, Powell, que reservó energías. "La técnica de Gay no es como la de Asafa. Powell se pone en movimiento suavemente, con mucha técnica, como no lo hace ningún otro velocista. Tyson es pequeño técnicamente. No corre relajado y tiene problemas con el movimiento de brazos. Corre agarrotado".

"Gay corre muchísimo peor que Powell", confirma Manuel Pascua, el entrenador de Francis Obikwelu, campeón europeo de los 100, eliminado por las salidas nulas. "Es una fuerza de la naturaleza, un talento enorme todavía sin pulir. Hasta dónde pueda llegar es una incógnita. No tiene un entrenador que le esté corrigiendo todos los días. Así que tiene pocas posibilidades de aprender", continúa. "No corre equilibrado y por eso pierde un montón de fuerza. Y no mueve los brazos en perfecta sincronía con las piernas", añade; "Gay corre a lo bestia. Por eso hace contramarcas. Anuncia que va a hacer récord y gana de casualidad. En el atletismo, no nos engañemos, las marcas son primero de genética. No se puede hacer de un chico cualquiera un campeón. Hay que encontrar talento. Y luego hay que trabajar mucho".

A ojos de Pascua, el mayor defecto de Gay es su coordinación. "Es una imperfección gorda. La sincronización cuerpo-brazos-piernas debe ser precisa. Un desequilibrio en que la pierna y el brazo no estén delante al tiempo provoca vaivenes en el tronco. Y eso se traduce en pérdidas de velocidad".

A ojos de Gay, que siempre pasó por especialista en los 200 metros, el gran problema es otro: "Me he centrado mucho en mejorar en mi salida", dice; "ahora me siento mucho más un corredor de 100 metros. Que mi entrenador esté en la cárcel me ha hecho madurar mucho. Me ha enseñado a entrenarme diligentemente en su ausencia. Creo que eso me ha hecho mejor persona".

Gay es firme candidato al oro. Su alta frecuencia de zancada y su convicción le han catapultado al estrellato sin haber ganado una gran medalla. Sus problemas y sus virtudes quedaron resumidos ayer en el espejo de Ángel David Rodríguez. Los dos corrieron calle con calle. Rodríguez fue el que más tardó en salir en su serie (208 milésimas). El segundo peor fue Gay (203). El español quedó eliminado. El estadounidense ganó: 10,06s. "Es muy bueno en todo, sobre todo de coco. Sale un poco raro, pero luego pega cuatro zapatazos y ya te dice adiós", explicó Rodríguez; "la gente dice que corre raro, pero yo soy de los que cree que no hay una sola técnica".

Osaka vive hoy su gran final de los 100 metros. El precio de la entrada, a juicio de los organizadores, incluye presenciar un récord. El duelo entre los mejores. Y los zapatazos de una bestia enfrentada a su destino. Ahí no contarán las marcas ni las victorias previas. Contará lo que pase en diez segundos. El talento competitivo. Y el resto, según Kim Collins, campeón en 2003, será historia: "Me remito a la final".

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