Graduación de un 'rapero'
Kanye West presenta su tercer disco en un concierto sorpresa en Londres
Es rapero y estadounidense, pero no refleja los tópicos del hip-hop. Kanye West (Atlanta, 1977) no lleva pantalones caídos, condena la homofobia y se atreve a escribir letras sobre su abuela, el tráfico de diamantes en África o Jesucristo. El cantante eligió un concierto secreto para presentar ayer en Londres su tercer disco, Graduation. Un bolo organizado en el Center Hall de Westminster para algunas decenas de aficionados, que escucharon los éxitos de una carrera que arrancó en 2004 "con un tema de estadios, para levantar las manos al cielo", en palabras del mismo West.
Se trataba de Stronger, un single que contiene un sampleado del dúo de música electrónica Daft Punk y estéticamente revela influencias del cómic manga y la cultura japonesa. Una de las pasiones del cantante, criado por su madre, Donda, profesora de Literatura Inglesa en la Universidad de Chicago ahora convertida en su manager. West nunca fue víctima de los guetos. Terminó el instituto y comenzó a estudiar una licenciatura que abandonó cuando decidió dedicarse de lleno a su carrera musical. Empezó como productor y, tras sufrir un grave accidente de tráfico, se lanzó en solitario. Pese a tener contactos en la industria, sus comienzos fueron difíciles. Nadie quería contratar a ese buen chico de aspecto universitario que no hablaba de pistolas, coches deportivos o peleas entre bandas. Finalmente, en 2004, consiguió publicar su primer disco, The college drop out, con la discográfica de Jay-Z, del que antes había sido productor. Un año después, cuando lanzó Late registration, su segundo disco, se había convertido en uno de los músicos hip-hop favoritos de la crítica y el público.
Sin embargo, Kanye West es un personaje complejo, lleno de contradicciones. Sus seguidores le consideran un artista atrevido, comprometido con el movimiento anti-Bush. Sus detractores, un arrogante y un mal perdedor. Se ganó el respeto de muchos durante una entrevista en directo en un programa para recaudar fondos para las víctimas del huracán Katrina. Antes de que apagaran su micrófono, consiguió proclamar ante las cámaras: "George Bush no se preocupa por la población negra".
Dos años más tarde volvió a protestar públicamente, aunque por otra razón. Su Touch the sky no había conseguido el galardón al mejor vídeo en los premios europeos de MTV y él declaró: "Ha costado un millón de dólares, tenía a Pamela Anderson en él... Si no gano, este premio pierde credibilidad".
West afirma que rechaza la ostentación normalmente asociada al rap, pero a la vez es un fanático de la moda (tiene previsto el lanzamiento de su propia línea de moda, Pastelle) y viste con marcas de lujo como Louis Vuitton. Su música suena contemporánea y original, pero varios de sus grandes éxitos incluyen fragmentos de temas de músicos como Ray Charles, Marvin Gaye o Shirley Bassey.
Graduation se lanza el próximo 11 de septiembre. El mismo día saldrá a la venta el álbum de 50 Cent, un rapero completamente diferente a West: ex traficante de cocaína con un cuerpo plagado de cicatrices provocadas por heridas de bala. Los dos se han embarcado en una lucha de egos y competirán por el número de ventas. Hasta ahora, 50 Cent ha batido a West. Pero todo puede cambiar, y quizás en esta disputa esté escrito el futuro del hip-hop estadounidense.
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