Un incidente y dos versiones

Los presidentes de Endesa, Manuel Pizarro, y de Red Eléctrica de España, Luis Atienza, van a explicar hoy el apagón del 23 de julio de forma muy distinta.

Pizarro, sin acusar directamente, atribuirá el incidente al mal estado de la red de alta tensión del área de Barcelona -propiedad de Red Eléctrica-. En su intervención inicial, de media hora, utilizará los datos que ya ha aportado a la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

Básicamente, esos datos indican que la caída del cable de su propiedad sobre la subestación eléctrica de Collblanc, que fue el inicio del gran apagón, se debió a sobretensiones provocadas por una sucesión de incidentes anteriores -hasta 60 desde el mes de junio-, que no son de su responsabilidad y de los que se advirtió a Red Eléctrica.

Pizarro irá, además, bien pertrechado de números para intentar acallar las críticas recibidas por la supuesta escasez de inversiones de Endesa en Cataluña. Fuentes de la empresa manejaban ayer el dato de que, desde 2002, cuando Pizarro llegó a la presidencia de la eléctrica, la inversión global de Endesa en Cataluña, por todos los conceptos, asciende a unos 5.000 millones. Y no olvidará tampoco resaltar que algunas de sus más importantes divisiones, como Endesa Red -encargada de la distribución en toda España- tiene su sede en Barcelona.

Por su parte, el presidente de Red Eléctrica, Luis Atienza, se reafirmará en la tesis que ha proporcionado la compañía desde el 23 de julio: las protecciones de la red de alta tensión funcionaron correctamente y el apagón se debió a la caída de un cable propiedad de Endesa, por razones que están por explicar.

Tanto Pizarro como Atienza harán un llamamiento para demandar más facilidades a la hora de mejorar y extender la red de distribución eléctrica, necesitada de mejoras en las ciudades.