"Pedí perdón"

Desde la época en que Ayrton Senna y Alain Prost compartían el taller del equipo McLaren Nercedes no sufría Ron Dennis un fin de semana tan ajetreado como el húngaro. Tras un sábado de disgustos, las sensaciones que vivió tras la carrera son, al menos de puertas afuera, un poco contradictorias. "Se ha acabado un fin de semana sumamente difícil. Estoy agotado", reconoció el patrón de la escudería antes de analizar, sin entrar en detalles, los hechos. "Lo que ocurrió es inaceptable. En nuestro equipo tenemos un sentido muy fuerte de la unidad, pero ésta ha sido una de esas veces en las que, por más que pusimos todo lo que estaba en nuestra mano, las cosas se torcieron y el equipo se vio colocado en una posición muy delicada", aseveró el británico.

La posición dominante que actualmente posee McLaren en la clasificación general le está suponiendo a Dennis, el encargado de controlar a los dos gallos que comparten su gallinero, un sobreesfuerzo que empieza a desbordarle. "No creo que la conducta de ninguno de los dos pilotos sea intachable. Tal vez deberíamos haber sido un poquito más agresivos desde el equipo a la hora de afrontar esta situación, aunque ése no es mi estilo", afirmó. Y añadió: "El equipo está soportando una presión enorme y todo pasa entre dos personas que tienen muchísimo talento, están al frente del Mundial y tratan de sacar partido de cualquier situación. Es frustrante. A veces desconfío de los dos".

El disgusto de Dennis fue de traca. No se lo esperaba. Menos aún que quien le traicionara y le desobedeciera fuera Lewis Hamilton, a quien ha protegido desde niño. Consciente de ello, el piloto mostró su arrepentimiento. Eso sí, lo hizo una vez que hubo ganado la carrera. "Le pedí perdón al equipo por la decisión que tomé en la pista [no dejó pasar a Alonso en la última tanda de la clasificación cuando así lo habían acordado previamente]. Le pedí disculpas a Ron [Dennis] y le aseguré que no volvería a ocurrir", explicó el británico, que reforzó su posición al frente de la clasificación.

"Cuando uno no obedece una orden directa del jefe que le ha dado la oportunidad de llegar hasta aquí, se crea una situación difícil. Pero, al final, cada uno tiene que defender lo que cree justo", dijo Hamilton. El corredor pasó de puntillas sobre cómo el equipo digirió su indisciplina del sábado: "Cuando acudí a la reunión con mis ingenieros, la gente puede imaginarse la situación tan extraña que viví".

A pesar de declararse culpable de no apartarse para que Alonso le adelantara el sábado, Hamilton consideró inaceptables las explicaciones de éste para justificar el tiempo que estuvo detenido en su último cambio de neumáticos y que le impidió a él realizar un último intento de conseguir la pole: "No creo que [Alonso] tenga una gran excusa que pueda justificar el incidente de la parada en los boxes".